Super-Ratón
El presidente de Israel, Shimón Péres dijo que el teniente coronel presidente venezolano se considera un “super héroe”. Esta afirmación seguramente desatará las furias del Júpiter Tonante de Miraflores. Pero no es sólo el presidente Péres quien denuncia las ínfulas de superpoderoso del mandante venezolano. Enrique Krauze ha dicho que el gobernante venezolano pretende ser el “héroe del siglo XXI”. “Se trata de una persona a la que la costumbre del poder prácticamente absoluto y el ‘tsunami de dólares’ le indujo una noción de sí mismo de tal manera engrandecida que busca proyectarla al país y al continente”. Un chavista empedernido (El Universal 08-11-09, pág. 1-6), habla de alguien “que se cree Superman, que cree que está haciéndolo bien, que tiene una cuerda de aduladores al lado y no se acerca a las bases”. ¿Se referirá al mismo personaje o será simple coincidencia?
El protagonismo del “súper”, reflejo de su afición imperial, lo induce a inmiscuirse en los asuntos internos de cualquier país al tiempo que no tolera la más mínima alusión a su comportamiento autoritario y autocrático. Pretende emular a Luis XIV en aquello de “El Estado soy yo” y a Carlos V con su ambición de expandir su dominación al resto de la región y más allá a todos los confines del mundo. Se comporta como el gran elector influyendo en los procesos comiciales de otros países favoreciendo candidatos que luego pueda manejar a su antojo como en Bolivia, Ecuador y Nicaragua, como pretendió hacerlo en Honduras o aspira a lograrlo en Uruguay y en Chile. Su retórica antioccidental, antinorteamericano, anticapitalista busca conquistar a quienes de la boca para fuera despotrican de los Estados Unidos pero en lo profundo de su corazoncito añoran el estilo de vida norteamericano y admiran su democracia. Viaja por el mundo conquistando lealtades con la compra de chatarra militar, de productos agrícolas que deberíamos producir aquí, de bonos de países quebrados financieramente y con dádivas disponiendo del dinero de los venezolanos mientras nos hundimos en el subdesarrollo y la miseria. Su ansia de figuración lo lleva a proponer proyectos faraónicos como el gasoducto que atravesaría Suramérica de norte a sur o el tren trans-suramericano desde Caracas hasta la Patagonia.
Veamos algunas expresiones del megalómano:
“Ustedes saben que cuando yo hablo del 2021 estoy hablando del bicentenario de la batalla de Carabobo”. El 24 de junio del 2021 “les pido permiso para retirarme”. No me puedo ir ni que quiera, porque yo no me pertenezco, mi vida no me pertenece, mi vida les pertenece a ustedes»; “Estamos creando un nuevo orden mundial, un mundo multipolar. “El mundo unipolar se ha derrumbado”; “El imperio tiene miedo, pero nosotros no le tenemos miedo al imperio”; “Ese imperio muere este siglo para que salvemos a la humanidad”; “Venezuela será una gran potencia”; “Un nuevo mundo está naciendo y con él la nueva geopolítica mundial”; “Hay un parto histórico, un parto mundial. Está naciendo un mundo y caen los imperios”.
Y lo mas reciente: “Si al imperio yanqui se le ocurre utilizar a Colombia o no, para agredir militarmente a Venezuela e iniciar una guerra”; “Aquí comenzaría la guerra de los 100 años y se extendería por todo el continente”; “Chávez (dice él mismo) es la columna central de todo esto, y debilitar a Chávez es tumbar casi todo”; “Se acaba la paz en Venezuela y vienen los yanquis”.
Un eminente psiquiatra venezolano, cuyo nombre también me reservo, dice que la percepción que el narciso tiene de sí misma está fuera de la realidad, es exagerada: tiene la convicción de ser único, se siente por encima de los demás. ¿Superhéroe, Superman o Super-ratón?
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