Sólo la unidad nos hará libres
Es el clamor de la Venezuela conciente, de esa Venezuela que no se doblega ni se entrega, que busca afanosamente la esperanza para el encuentro definitivo con una paz verdadera y con el beneficio real para todos.
Son tan pocos los éxitos colectivos que podemos demostrar últimamente, que una unidad aunque “chucuta”, como algunos la califican es mejor que nada, y como nada teníamos hasta hace poco, entonces será bienvenida esta unidad.
Sin embargo, el mandado no está hecho y el reto es muy exigente, es necesario por lo urgente del caso fortalecer y ampliar la unidad, pues ésta no solo debe referirse a lo meramente electoral o comicial. La unidad que se plantea hoy el país entero en éste difícil trance, trasciende a la oposición y al mismo gobierno, situándose muy por encima de lo individual o grupal y partidista en un requerimiento sustancial y efectivo en torno a la unión de propósitos y resultados y no de algunos eventos aislados.
Esta unidad que queremos debe ser cristalina mas no de cristal, fuerte y vigorosa mas no débil y excluyente. Debe ser igualmente programática, eficiente, con visión de estado y no populista, mesiánica y vacía. La unidad no puede ser a medias, pues igual que la honestidad o el embarazo, nadie podrá ser medio honesto o estar medio embarazada. La unidad definitivamente tiene que ser una sola, aún cuando no sea perfecta. Unidad amigos míos, no es unanimidad total o unanimismo absoluto, es unidad y punto. Unidad es coincidencia de voluntades en una diversidad de métodos y estilos. Es la suma de la diferencia de todos y del todo por convivir en armonía, es el resultado del esfuerzo mutuo en un amplio escenario cooperativo y no competitivo para poder ganar/ganar, aplicando un sano criterio de interdependencia y no de independencia en las relaciones de una sociedad madura y abierta como la que pretendemos integrar.
Si somos capaces de tolerarnos en la crítica constructiva, advirtiendo que nada ni nadie es perfecto o dueño de la verdad infalible, que como humanos estamos llenos de virtudes y defectos, entonces aprovechemos las primeras y desechemos los últimos, para así darle movimiento y tonificar la musculatura democrática de un pueblo que unido en torno a su lucha por la libertad y prosperidad verdaderas, no será doblegado ni sometido jamás, por más misiones, dólares o “comisiones” que lo intenten; pues lo difícil no es conseguir la unidad, lo difícil será mantenerla y fortalecerla.
