Socialismo y muerte. Cayó Franklin Brito
El comunismo es una antigualla conceptual socioeconómica incompatible con el ser humano. Su permanencia en el gobierno, soportada en cañones, fusiles y en la punta de las bayonetas, da paso a dictaduras, militar o del “proletariado”. Ambas de inconmensurable perversidad.
Hoy día persona alguna, medio sensata, puede pensar en el socialismo, empaque tramposo del comunismo fracasado, como herramienta para desarrollo armónico de un país. “El modelo cubano no funciona ni para nosotros”, dijo el resurrecto Fidel Castro, oráculo de la desestabilización de la democracia en el terreno mundo, tras 52 años de caminar sobre una alfombra de cadáveres, para luego declarar que fue mal interpretado. Con argucia pretende saltar por sobre la indignación de viejos “camaradas” y remendar el capote ante el financista venezolano, a quien dejó agarrado de un chorro de agua.
Y lo medular del proyecto chavista, del Socialismo del Siglo XXI, es la dominación que inspira al totalitarismo comunista. Tratan de avanzar a prisa pero 40 años de democracia en libertad es un alto muro de contención que no han podido saltar. Sin embargo, los pasos en dirección al abismo son perceptibles en el programa de adoctrinamiento desde la escuela primaria; en la imposición de la tarjeta del buen vivir para adquirir lo en ella permitido y endeudar al tarjetahabiente; así como en la liquidación de la propiedad privada industrial, agropecuaria, comercial y habitacional; ocupación de los medios de comunicación social.
Y la muerte, esa delectación en el silencio que guardan los difuntos, esta allí, alcahueteada por la impunidad. La matazón generalizada arroja cifras escalofriantes, particularmente en el sector juvenil. La selectiva, ensañada contra empresarios, dirigentes sindicales y comunales o contra pequeños productores del campo, genera dolor y angustia ante un futuro impredecible.
En medio de esa balacera, como una “corocora” en vuelo rasante, cayó Franklin Brito víctima de la indolencia criminal del Comandante Bellaco en Jefe que nos desgobierna. Muerte suministrada a cuenta gota a un biólogo exitoso en el mejoramiento de tubérculos básicos en la dieta del venezolano. Incautan su pequeño fundo-laboratorio y, a renglón seguido, dejan que la vida se le apague en una huelga de hambre que el gobierno hizo prolongar exprofeso.
No es el primero de los abatidos. No será el último en esta lucha contra la barbarie y por la recuperación de la democracia. Acortar el tiempo del gobierno comunista y ahorrarnos muertos más la desgarradora pena que nos dejan, es tarea ineludible a ser cumplida por la resistencia democrática. Para ello es menester blandir y utilizar el arma cívica del voto. Acudir a las urnas el 26 S y atiborrarlas de votos por los candidatos de la MUD, es honrar a quienes como Franklin Brito cayeron en el fragor de la batalla.