Opinión Nacional

Socialismo piche

¿Cómo se mide una economía socialista? ¿Hay parámetros diferentes para medir el crecimiento en una economía socialista a los que se usan en una economía capitalista? ¿El desempleo en el socialismo es diferente que en el capitalismo? ¿Hay dos formas de carecer de vivienda: una en el socialismo y otra en el capitalismo? ¿El hambre revolucionaria o socialista pega menos que el hambre bajo el capitalismo?

Esto viene a cuento por la alegría que ha experimentado Hugo Chávez al conocer la caída de casi el 6% en el PIB (producto interno bruto: la suma de todos los bienes y servicios producidos), de Venezuela en el primer trimestre de 2010. Se alegra porque ese es un indicio de “la muerte de la economía capitalista”. Ya le ha respondido el profesor Maza Zavala: el socialismo no se puede imponer arrasando con la base económica. Que sobre la ruina no se podrá crear prosperidad.

Si una economía cae, retrocede, se comprime, entra en recesión, el hecho ocurre, sea cual sea el apellido que el gobierno quiera ponerle a la economía. La caída del PIB representa el retroceso de la economía sin más. Aún admitiendo que se quiera construir una nueva economía, el confuso socialismo del siglo XXI, la cifra mide una contracción económica que perjudica a casi todos, en especial a los más pobres. El aumento del desempleo, la caída del consumo y el alto costo de la vida se ensaña con los más desfavorecidos, no con quienes ganan sueldos antiinflacionarios, como la alta burocracia chavista.

Lo cierto es que después de 11 años y medio de gestión chavista y con los mayores ingresos fiscales de su historia, Venezuela vive un proceso de recesión económica que no puede ser endilgado a la crisis mundial (esa misma contra la cual estábamos protegidos, según Chávez). Es el único país latinoamericano que no crecerá en 2010 (Brasil, por ejemplo, tendrá un crecimiento mayor al 5%, gracias entre otras cosas a las mil millonarias compras venezolanas). Sufrimos la inflación más alta (la única de dos dígitos) de todo el continente y cada día el aparato productivo se reduce más, logrando que conceptos como la soberanía alimentaria, incluido en la Constitución, sean objeto de sorna, debido a la importación de más del 70% de lo que comemos.

El socialismo corroe decenas de empresas estatizadas que hoy producen menos, a pérdida o que simplemente están cerradas. Las empresas de Guayana están quebradas técnicamente: las re-estatizadas como Sidor y las que nunca fueron privatizadas pero cayeron en manos de pillos como el que inventaba el hombre nuevo de aluminio. El acoso al mayor contribuyente no petrolero, Empresas Polar, habla de estupidez ideológica pero también de administración irresponsable.

Los, por ahora, 82 millones de kilos de comida podrida, gracias a Pudreval, Bolipuertos (empresa cubano-venezolana que administra los puertos nacionales) y al estatismo corruptor, muestran el modelo que sigue Chávez: el que tiene en la miseria y el atraso histórico al pueblo cubano, desde hace más de 50 años en transición hacia el socialismo.

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