Socialismo mágico
Sin duda nuestra América Latina es la partera del realismo mágico. En literatura fue nuestro Arturo Uslar Pietri quien introdujo el término en su ensayo “El Cuento Venezolano” y son los Novel en literatura Miguel Ángel Asturias y Gabriel García Márquez sus principales exponentes. En esta literatura se funde la realidad a con elementos fantásticos, fabulosos o mágicos y se exagera su discordancia.
El chavismo, inicialmente con el finado y ahora con Maduro, es el más vivo exponente de lo que podríamos llamar el “socialismo mágico” pues “funde la realidad con elementos fantásticos de manera discordante”. Para los de mi edad sería como vivir en “El extraño mundo de Subuso”, tira cómica de mediados del siglo XX que mostraba escenas raras e inverosímiles que no era posible que sucedieran en la vida normal. Allí como en el extraño mundo del chavismo todo es posible, mágico, increíble, inverosímil. Posiblemente Subuso con su miopía no podía ver las cosas reales, pero en el caso del Socialismo Mágico, se está creando una realidad trucada ex profeso para convencer de la existencia de un dogma que desafía la lógica de quienes no comparten “el proceso”.
No me refiero solo a los pocos datos que muestran los avances sociales, económicos y culturales de la revolución sino también a los argumentos y referencias que van tejiendo el discurso.
Aseveraciones como que el finado se le ha presentado a Maduro en forma de pajarito o que es la oposición la que hace trampa en las elecciones o que ella acaba de comprar 18 aviones para invadir Venezuela desde Colombia o ir a Naciones Unidas a denunciar que la oposición “desconoce las reglas del juego democrático”, entre otras muchas son muestras de esa discrepancia entre la realidad y la ficción que quieren imponer.
Además están las denuncias de conspiraciones, maniobras desestabilizadoras y magnicidios, que no se concretan, y no por eficiencia del régimen. Entre ellos están las inoculaciones del cáncer del finado y ahora el intento de inocular a Maduro.
No olvidemos las denuncias del régimen de que le tienen montado un cerco informativo, cuando controla o posee la mayor parte del abanico de radios y televisiones del país y mediatiza a las otras, culminando con la compra de Globovisión y la Cadena Capriles.
Otras muchas que más que mágicas son ridículas y van desde la ruta de la empanada hasta el gasoducto del sur, pasando por los gallineros verticales y los cultivos organopónicos. O últimamente la carencia de papel toilette o el acaparamiento familiar o la discusión sobre prohibir el biberón a los recién nacidos.
Bueno dejo a mis lectores sumar más ejemplos. Lo cierto es que los venezolanos vivimos en “El extraño mundo del Socialismo Mágico”. Pero como toda magia, en un tris todo puede desaparecer.