Sobre la libertad
En las reflexiones y discusiones filosóficas, sociológicas, políticas, económicas y hasta religiosas, el concepto de libertad es esencial. Es más relevante que otras características que nos distinguen a los seres humanos de los otros mamíferos, como, por ejemplo, los hechos de que nos movamos siempre erguidos en dos piernas o que usemos nuestros cerebros para razonar y pensar o que tengamos la capacidad del habla inteligible. En el uso de la libertad, esto es: en la liberación que es el proceso que lleva hacia ella, encontramos la relativa independencia y el autodominio por parte del individuo o de un grupo social. Libre es el hombre o grupo humano que se reconocen como tales en la capacidad de determinar la orientación de su propia existencia sobre la base de opciones y decisiones autónomas, como individuo o grupo social emancipados de sumisiones políticas, de la pobreza y miseria económica, de la ignorancia, la incultura y la alienación ideológica. Individualmente el límite de la libertad es donde se solapa con la del otro y por ende la amenaza, socialmente esta determinado por el contrato social cuyos principios rigen la convivencia del grupo.
Si bien el concepto estuvo presente en la filosofía clásica grecorromana de Platón hasta Aristóteles, su aceptación moderna es una mezcla de la aceptacion que le dio Kant y de las teorizaciones del Iluminismo y del pensamiento moderno de los siglos XIX y XX. Kant creyó que en la naturaleza hay un completo determinismo que opera con necesidad inalterable, mientras que la libertad tiene su lugar propio en el dominio de lo moral. Sin embargo, el Iluminismo y el pensamiento moderno, con su vínculo con las ciencias y su capacidad de enseñar las leyes y fuerzas mecánicas de la naturaleza, enseñó también como usarlas para cambiar la naturaleza, esto es: incorporarla en la liberación como búsqueda de la libertad. En suma, determinismo y libertad no son conceptos antagónicos, lo cual vincula esta última con el concepto de responsabilidad.
Las formas concretas de ejercer la libertad están condicionadas por las trayectorias y sus resultados a lo largo de su evolución. En Occidente, área a la que nosotros pertenecemos, hay diversas formas de ejercicio de libertad, y una de las más importantes es la libertad del pensar y difundir lo pensado. En algunos casos, estas formas adquieren institucionalidad propia. Esto es cierto para esta forma de libertad. Desde el siglo XI en adelante, el lugar por excelencia de practicar esta forma de libertad es la universidad. La autonomía de este lugar, uno de cuyos ingredientes es la libertad de cátedra, es la expresión institucional-legal de la protección de la libertad del pensamiento y su difusión. Como el pensar y el difundir del pensamiento son elementos indispensables para la evolución de las sociedades, en la gran mayoría de ellas el grado de la autonomía de las universidades ha devenido una medida de su marcha hacia la modernidad.
Esto es particularmente visible en las sociedades latinoamericanas. Si bien muchas de sus universidades fueron creadas cuando aun estaban políticamente colonizadas por España y Portugal y llevaban por ello la marca registrada de las universidades de estos dos países, la lucha por la liberación nacional, una vez ganada, implicaba también la conquista de la libertad para las universidades. Un destacado ejemplo de este proceso fue el otorgamiento por el Libertador Simón Bolívar de la autonomía, en 1827, a la Universidad Central de Venezuela, mediante Los Estatutos Republicanos de la Universidad Central de Venezuela. Como suele ocurrir en procesos históricos complejos, la autonomía, y con ella la libertad, experimento progresos y regresiones a lo largo del tiempo, hasta que fue sellada con el advenimiento de la democracia en 1958.
Esta libertad está, hoy por hoy, una vez más en peligro. Mediante un perverso proceso de “reforma” de la Constitución de 1999, el actual régimen amenaza la autonomía de la universidad y, con ella, la libertad del pensar y de difundir el pensamiento. El peligro para esta forma de libertad se extiende a la libertad de una sociedad que la vivió y extendió durante 40 años de evolución en paz.
Es por el destacado lugar de la libertad del pensar y de difundir el pensamiento en el conjunto de la libertad societal que nos incumbe, como universitarios, un papel activísimo en la lucha por la defensa de esta forma de libertad y de la libertad como un todo.
Es menester terminar con una reflexión de Hannah Arendt: “El pensar … es todavía posible y sin duda actual dondequiera seres humanos vivan bajo las condiciones de libertad política. Desafortunadamente, ninguna otra capacidad humana es tan vulnerable, y el actuar es efectivamente mucho más fácil bajo las condiciones de tiranía que el pensar.”
Texto de Heinz R. Sonntag, leido en el ACTO UNIVERSITARIO POR LA LIBERTAD, en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela en Caracas