Sobre el por qué voy a la Asamblea Nacional
Los comentarios, vía e-mails, no se hicieron esperar. Por razones obvias reseñaré solo los cinco primeros: “Está buena su columna, ojalá podamos tomarnos un café”. “¡Miiiiijoo tas aspirando, y no dudo que lo harías excelente!”. “Hermano, me parece muy buena reflexión, pues hay muchos en posición de lo figurativo y no en el deber ser del momento histórico que vivimos, en la conciencia de los aspirante estará reflexionar, tú le indicaste el camino”. “Profesor, me pareció muy interesante su Alumbramiento, sobre las cualidades y visiones que debe tener quien aspire a un puesto en la AN, o a cualquier cargo político”. El quinto me llegó de España “Estimado Miguel espero con mucho interés su próximo alumbramiento”… Permítanme una aclaratoria. Cuando dije que la primera pregunta que debería hacerse cualquier aspirante al cargo de diputado ¿por qué voy a la Asamblea Nacional?, es porque la considero la gran pregunta y no otra. Y según sea su respuesta, contestada con honestidad, sabrá si calza los puntos, y si no los calza, lo lógico sería desistir… Para evitar caer en desvergüenza. Como la que se percibe día a día con los “aplaudidores” de la AN, o como la que sentí el pasado 28 de enero con personas que ocupan cargos de elección popular cuando en cadena nacional el Presidente dijo “Aquí estamos en el primer encuentro productivo del Fondo Bicentenario de Producción Socialista y vamos ahora con un pase a la Región Occidental Zulia y Falcón, en el Hotel del Lago de Maracaibo, y aquí tenemos a la gobernadora de Falcón Stella Lugo. Dígame Gobernadora ¿qué proyectos para sustituir importaciones de los que analizaron merecen una mención especial?”. Y la exuberante Gobernadora respondió “Mi Comandante Presidente, desde la mañana hemos estado analizando un nuevo sistema de producción socialista como lo concibieron nuestros grandes revolucionarios como Martí y el Che. Aquí nos han presentado y hemos analizado proyectos como el cultivo de onoto, de melones, de coco rayao, de fabricación de puertas y de productos de granjas como naranjas, es decir un conjunto de proyectos para la transición y para el encadenamiento interno con redes productivas que tienen conciencia de patria”… El Presidente pidió relevo. “Páseme al general Martínez Mendoza, viejo amigo revolucionario, por cierto General ¿Qué ha pasado con las uvitas de Corpozulia? Porque resulta que yo pido una Coca-Cola y de inmediato la tengo en mis manos, pero pedí una uvita de Corpozulia y me dijo el muchacho que no había y le pregunté por qué no había y me respondió porque habían fermentado”. A lo que el General respondió “Bueno sí, mi Comandante Presidente, lo que pasa es que esas uvitas son pasteurizadas y fermentan a los diez y ocho días, y como no tienen suficiente salida se fermentan, por cierto, mi Comandante Presidente, Usted debería hacernos una cuñita de las uvitas para que se vendan”… Niño productor. “Bueno, está bien General, ya promocionaremos las uvitas, porque a mi me gusta la producción agrícola, yo desde niño era un productor, vendía lechosas, por cierto, no me costaba nada producirlas porque las conseguía a la orilla del rio, allá en Barinas”. Y continuó con su historia que más bien parecía un cuento… En cuanto a la lista de candidatos idóneos. Si consideramos las cualidades mencionadas la semana pasada y la fuerza de arrastre de sus respectivos liderazgos, Julio Montoya sería un excelente candidato por el circuito de San Francisco, Mervin Méndez por la COL y, corto aquí por razón de espacio…
