Sin candidato
El primer problema que se les presenta es el secreto que ha rodeado la enfermedad. Nadie conoce lo que tiene. Yo he llegado a pensar, que ni el propio Hugo Chávez sabe realmente la gravedad de su estado de salud. A esa información sólo tienen acceso los hermanos Castro que, con toda razón, la preservan como un secreto de Estado. El destino de la Revolución Cubana depende totalmente de lograr encontrarle alguna solución a ese gravísimo problema. Cualquier persona, medianamente perspicaz, tiene que llegar a esa conclusión si analiza con objetividad lo ocurrido desde que se supo la noticia.
Hugo Chávez, sin importarle esta realidad, esta decidido a ser candidato. Ningún dirigente en el partido Socialista Unido de Venezuela se atreve a contradecirlo. Hacerlo, le traería graves consecuencias para su destino político, pero todos saben que no es fácil que los venezolanos voten por un candidato enfermo de cáncer. Inicialmente, se pensó que presentándose muy enfermo se podría tocar la fibra humanitaria de nuestro pueblo. Esa fue la razón del mensaje desde Cuba. La sorpresa fue que no tuvo el efecto esperado. De allí el cambio de estrategia. De la noche a la mañana aquel enfermo que nos leyó el mensaje, tartamudeando, demacrado y ojeroso, se transformó en un superhombre que ofrece dominar, con absoluta certeza, la enfermedad que lo aqueja.
La multimillonaria propaganda tampoco ha dado resultado. Los problemas sociales presionan de tal manera a nuestro pueblo que a nadie le importa que Hugo Chávez se vaya o regrese de Cuba, de noche, de madrugada o de día, en medio de las lágrimas de algún adulante. Los nervios empiezan a causar stress. Un nuevo cambio de estrategia: atacar a la Mesa de la Unidad y a los posibles candidatos de la oposición: “un nido de alacranes” fue la frase que se le ocurrió y que empezaron a corear los dirigentes chavistas ante la indiferencia de los venezolanos. Ahora, han empezado a intrigar de mil maneras a la Mesa de la Unidad para ver si logran romper su unidad. La serena respuesta de Ramón Guillermo Aveledo los tiene consternados: “La Unidad es antisísmica y a prueba de intrigas”…
Sin importarle violar la constitución y las leyes se le permite a Venezolana de Televisión y en particular a Mario Silva en su programa “La Hojilla”, publicar grabaciones realizadas, sin lugar a dudas, por los cuerpos de seguridad del Estado, pero que sin sonrojarse éste personajillo señala que le son enviados por los propios miembros de la Mesa de la Unidad. Su molestia lo pone fuera de control al darse cuenta que los dirigentes de la oposición ni siquiera pierden un minuto de su tiempo en responderle. Prefieren utilizarlo en recordar a los venezolanos lo que con gran inteligencia han llamado “La gran estafa”, en un brillante y trascendente artículo Emilio Figueredo y Alonso Palacios, en Analítica, en una perfecta radiografía del fracaso del régimen chavista.
Los millones y millones de dólares, que produjo el petróleo al venderse a más de cien dólares en los mercados internacionales, sólo han servido para enriquecer escandalosamente a una camarilla de civiles y militares que, con la bandera de una revolución de pacotilla, han engañado dolosamente a nuestro pueblo. La pregunta que debemos hacernos es sí Hugo Chávez tiene conocimiento de los escándalos administrativos que conmocionan su gobierno. ¿Dónde están los funcionarios enjuiciados por ladrones? ¿Cómo se puede explicar la quiebra de las empresas de Guayana, del fracaso de Edelca y del masivo endeudamiento de PDVSA? Hay un caso emblemático: ¿Por qué no está preso el recién destituido capitán Jesús Aguijarte Gámez, gobernador del estado Apure?
Las permanentes protestas de los sectores populares son la mejor muestra del destino de la candidatura de Hugo Chávez. La derrota electoral empieza a ser una realidad indiscutible. La credibilidad de los pueblos es, en algunas oportunidades, sorprendente, pero es imposible olvidar que la decepción en un líder ha sido casi siempre una de las causas de los más estruendosos fracasos políticos de la historia. La habilidad para crear ilusiones, empieza a ser insuficiente. Los hechos contradicen las palabras. Es imposible que los venezolanos, que todavía tienen alguna esperanza de rectificación, no perciban el desastre que significaría un nuevo gobierno dirigido por un Chávez enfermo o en proceso de recuperación. Definitivamente, el PUSV no tiene candidato.