¿Sin beisbol Profesional?
Me parece complicado que este año haya béisbol profesional en Venezuela, inclusive podría ser el comienzo de los “puros criollos” para después “emular” a los cubanos, acabando definitivamente con las franquicias comerciales y con el béisbol profesional. También será difícil para los países de la cuenca del Caribe celebrar su acostumbrada serie final por razones crematísticas. Entonces estaríamos sin béisbol profesional los venezolanos y sin Serie del Caribe el resto de los países vecinos.
El atractivo en este deporte siempre estuvo signado por los importados, fundamentalmente los norteamericanos entre otros. De grata recordación en el pasado fueron las “estrellas negras” dirigidas por Felton Snow e integradas por un a pléyade de peloteros de color que luego se convirtieron en las grandes luminarias de béisbol organizado, igual vinieron cubanos, dominicanos y otros de muy fácil recordación para nuestra afición.
Pero hoy en día este deporte es otra cosa y de fabulosas inversiones, con inflexibles comerciables determinados por las grandes ligas americanas. Los venezolanos fuimos consecuentes fanáticos “pitiyanquis” de los equipos del norte, haciendo una continuidad de nuestros campeonatos con los de allá. Muchos caraqueños partidarios del Caracas también se alineaban con los Yankees de nueva York. Era costumbre de los jóvenes decorar sus cuartos con banderines de las divisas norteamericanas. En nuestro medio los gringos echaron raíces y fueron la chispa de los equipos criollos, a pesar de que Venezuela haya anchado su cuota de peloteros en béisbol organizado, ellos siguen siendo el complemento indispensable para que los fanáticos se muevan a los Stadium. El puro criollismo fue en algunas oportunidades arrogado por equipos sin grandes lauros comerciales y de elevada evocación todavía con los héroes del 41, cuando ganaron la serie mundial en la Habana Cuba (Sin revolución) Mil veces me contó episodios del evento mi recordado amigo fallecido, Chucho Ramos, exaltando los valores vernáculos sin apartar en ningún momento que el gran béisbol lo fue siempre el de las grandes ligas, donde ese compatriota fuera el segundo en ingresar con el Cincinnati Reds. Debutando frente a los lanzamientos de Max Lanier y logrando batear de 4/3. Así son los venezolanos cuando quieren prosperar.
El béisbol nuestro sin la participación de norteamericanos pierde un 50% de su atractivo, y si este año atravesamos una dura coyuntura económica y no hay los dólares suficientes para pagarle a los importados, ello coincidiría con la muerte de los valores primordiales de esta sociedad. También pudiera ocurrir que los importados norteamericanos no quisieran asistir a nuestra justa, viendo los improperios diarios lanzados contra esa nación por parte de nuestro “amable” Presidente. La otra cuestión es la inseguridad que rinde más muertos que una guerra convencional, seria para ellos como viajar a Saigón en tiempos de Vietnam. Estas dos cosas podrían inhibir a nuestros apreciados peloteros norteamericanos a venir a un país a jugar pelota para regresar ateridos en una caja de madera.
Bueno, muy pronto sabremos que ocurrirá con nuestro pasatiempo preferido y si Chávez se lanza por el puro criollismo exaltando las banderas del “nacionalismo”, y de la “autodeterminación” de los pueblos. Lo cierto es que una a una destruye las distracciones de los venezolanos, ya le tocó a las carreras de caballo y ahora le atañerá al béisbol.
Veremos quiénes y cuántos están dispuestos a sacrificar su esparcimiento sin poder ver una final entre Caracas y Magallanes.
De ser así, ésta será una prueba importante para conocer hasta dónde soporta el pueblo las conculcaciones de sus libertades, sin necesidad de consultar ninguna encuesta, ni de realizar el oficialismo una contramarcha contra los peloteros importados. Este seria un conflicto de la realidad más pura, donde se conjugarían los enojos de los habitantes sin distingos políticos, étnicos, ni religiosos. Resultará tentador saber como piensan los venezolanos “pitiyanquis” y “comunistas” en torno al entretenimiento de las mayorías, y advertiremos además si Chávez conserva sus devaneos pitiyanquis.