Opinión Nacional

Simonovis

Muy justa la campaña en pro de la libertad de Iván Simonovis. Su caso constituye un verdadero ensañamiento, puesto aun más en evidencia por el hecho de que los otros dos comisarios, que junto con él fueron sometidos a un juicio sospechoso de ser amañado, lograron su libertad por quebrantos de salud. También los padece Simonovis, comprobados por exámenes médicos, y sin embargo se le ha negado sistemáticamente el mismo tratamiento. Es tal su situación, que mucha gente se pregunta cuál es la causa de tal ensañamiento.

Incluso han sido infructuosas manifestaciones favorables a su libertad, por personalidades e instituciones de notoria importancia, como el Dr.

José Vicente Rangel, el cardenal Urosa Savino, la Conferencia Episcopal y la propia Fiscal General de la República.

La campaña pro libertad de Simonovis se ha enfocado en lograr tal beneficio como medida de gracia e indulgencia, contemplada expresamente en la legislación venezolana.

Maduro ha reiterado más de una vez que en Venezuela no hay presos políticos. De ser así, Simonovis sería un preso común. ¿Por qué, entonces, no lo incluyó entre los presos comunes puestos en libertad por vía de gracia el pasado diciembre? Ello pone aun más en evidencia la falacia de su declaración de incapacidad legal para una medida de esta naturaleza.

Está bien que la campaña por la libertad de Simonovis insista en pedirla como una medida de indulgencia por parte del presidente de la República. Sin embargo, quienes lo hacen no pueden ignorar que el chavismo ha dado reiteradamente muestras de carecer de indulgencia a favor de los presos políticos, aunque sí la tiene a favor de los presos comunes, incluso los más peligrosos delincuentes.

Aun así, es pertinente y positivo que se esgrima la gracia y la indulgencia como razones para conceder la libertad a Simonovis. Pero no hay que olvidar que el juicio a que se sometió a él y los otros comisarios, con su insólita condena a 30 años de cárcel, amén de otros funcionarios policiales injustamente enjuiciados y condenados en la misma causa, fue un juicio amañado, expresamente ordenado por Hugo Chávez, como una manera de esconder la responsabilidad de funcionarios de su gobierno, y la de él mismo, en los sucesos de abril de 2002, en que murieron asesinados numerosos venezolanos. Si lo que declaró el exmagistrado del T.S.J. Aponte Aponte no es una plena prueba del amañamiento de ese juicio, al menos es un indicio vehemente. Y eso también hay que alegarlo al pedir la libertad de Simonovis.

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