Opinión Nacional

Signos peligrosos

No sé cuantos atropellos y vejámenes más soportaremos los venezolanos. Siempre hemos reconocidos que nuestro anales figuran unos cuantos deslices. Pero insisto no merecemos soportar tal degradación moral, política y demás. No lo merecen ni siquiera aquellos que optaron por esta propuesta “desbocada, aberrante y en un momento dado muy ilusa de una revolución”, los venezolanos en general no merecemos ser sometidos a tal situación de hazmerreír y vergüenza internacional y de violencia interna.

La elección de la nueva directiva de la Asamblea Nacional el pasado sábado 5 de enero (en vísperas de reyes) se convirtió en un sainete con características tragicómicas más por el lado del oficialismo que por algunas intervenciones de la oposición. El espectáculo dado nacional e internacionalmente deja mucho que desear de nuestra dirigencia quintorepublicana. Del oficialismo domado e imberbe representado por Nicolás Maduro y Cilia Ramos no podemos sacar sino una sola lectura. Cuantos fallas y distorsiones reiteradas se cometieron anteriormente para merecer ser representados por esta fauna que ha minado todo el tejido social y político y que sin embargo no ha hecho sino repetir con más fuerza los vicios tan repudiados precedentemente a la V República.

Pero la vergüenza, el espectáculo y los desmanes no se quedaron ahí. Como afirmara Renny Otolina “El show debe continuar”. Ese mismo sábado a la salida de la sede de la Asamblea Nacional se encontraban las turbas enardecidas y orquestadas por el oficialismo emevereco que nuevamente daba muestras de intolerancia, insensatez y para usted de contar. Reaccionando violentamente contra algunos parlamentarios de la oposición y contra un grupos de comunicadores sociales de diversos medios de comunicación social (radio – televisión y prensa escrita) que ni siquiera se les garantizó como muchos otros compatriotas su seguridad e integridad física.

Este incidente se queda corto al lado de escenificado el pasado lunes 7 de enero. En el que el mismo grupo de cabilleros y de muchedumbre enardecida por el oficialismo de turno (MVR) se apostó y irrumpió contra la sede del Diario El NACIONAL. Hasta cuando tendremos que soportar vivir en estado permanente de tensión y de violencia ciudadana.

Estos son signos muy peligros de la descomposición que registra parte de país y particularmente de la manera como se conduce un presidente y su grupo de acólitos que no hacen sino reproducir un discurso y práctica hostil, violenta y desmesurada que crece día a día y que comienza a preocupar a unos cuantos sectores nacionales e internacionales que ven la caída vertiginosa de un gobierno autoritario y fascista, sin gestión y logros, y que además habla en voz alta y reprime a todo aquel ciudadano, grupo o sector que le adversa.

(*) Politólogo – Magíster en Ciencia Política

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