Opinión Nacional

¡Si el difunto viviera……!

Se cumplieron 68 años del movimiento político denominado “Revolución de Octubre”, ese movimiento, que hace 18 años, cuando cumplió 50, calificamos su celebración como estoicismo, al “querer reencontrar la democracia perdida”, refiriéndonos al 23 de Enero. Pensamos entonces, “…que la generación gestora lo enraizó en nuestro país, con una idea democrática fundamentada en el grupismo partidista, en el engaño al ignorante y en la lucha contra el golpe de Estado, es decir, contra ‘los militares’, tratando de evitar que ocurriera lo de 1948, cuando los gestores del movimiento del 45, desplazaron con un ‘ojo por ojo y diente por diente’ a los traidores ‘demócrata-comunistoides’”.

Escribimos, sin imaginarnos lo que nos vendría, que: “los que crecimos y vivimos escuchando el verbo político de entonces, pero que logramos zafarnos del engaño, nos sentimos impotentes y frustrados, al tener que vivir como miserables entre ‘ricos de cuna’ y politiqueros ‘bonchones y malamañosos’, gestados en esa detestable e inmoral democracia, lamentándonos de haber servido de tontos útiles a tantos incapaces que nos han gobernado y dirigido”.

¡Qué engaño y cuánta miseria nos depara la vida! Hoy pensamos, que los ciclos históricos se repiten con más frecuencia que lo imaginable y estos 15 años nos han revivido ese pensamiento. Nuestras palabras entonces fueron: “Si la celebración del ‘cincuentenario de la Revolución de Octubre’, permitió un mea culpa de algunos de los sobrevientes de aquel golpe de Estado, es por demás interesante, que los no tan jóvenes que hoy nos dirigen como herederos de los héroes de esta marchita ‘revolución’, se percaten de la inconsistencia de su patrimonio y dejen de culpar a otros, de la desbancada del país. Los Bolívar, los Miranda y los Marx venezolanos ricos de cuna, dejaron de existir. Hay muchos capitales nacionales y nacionalizados amasados en esta democracia, siendo pocos los moralistas que pueden arrimarse al fuego sin que se les queme el rabo. Y, aunque parezca mentira, hemos estado y estamos en manos de extranjeros que han manejado y manejan nuestras finanzas con la habilidad de la mafia y se atreven con el beneplácito de congresantes y otros gobernantes, a ridiculizar y menospreciar la pobreza del nacional ‘pata por el suelo’, que con sacrificio, pretende disfrutar de un poco de la riqueza y el ahorro que le han brindado el trabajo y en muchos casos la viveza aprendida de ellos”. Sin dudas, son copias al carbón las dos fatalidades, que solo nos han dejado en nuestras mentes “fatalidad, tristeza y desesperanza”. No son pocos los años de nuestras vidas que hemos dedicado a encontrar el verdadero camino de la democracia con desarrollo y buena calidad de vida. Hoy, luego de la desaparición del “difunto”, han surgido nuevamente las esperanzas.

¡Maduro no es Chávez!, y la ilusión creada en ese humilde pueblo desengañado hace 18 años de una “revolución”, hoy igual que ayer, revierte su ilusión para dejar esta “revolución socialista” como una nueva utopía. Se ha convencido el humilde pueblo, que ¡Si el difunto viviera!, continuaría el engaño de un personaje capaz de asumir la responsabilidad, ante la evidente malandrería, el robo y el despilfarro, para cumplir su deseo idólatra narcisista. Una “revolución” que ha destruido toda la estructura e infraestructura de un país, que mal que bien, logramos estructurar después de octubre de 1945 y enero de 1958, pero que por la insistencia de querer asumir siempre el liderazgo partidista y personalista, encumbró en el poder a un ególatra sin preparación ni capacitación social, mucho menos política y económica, cuyo asomo protagonista fue querer imponer un gobierno con un golpe de Estado que fracasó, pero activó un concierto de líderes del fracaso, creyendo que este líder del “por ahora” permitiría su encumbramiento para transformar y mejorar la democracia, pero todo fue un fiasco. Fue como pedir peras al olmo, que nos trajo el país que tenemos a la deriva. Ese “genio” del “toismo militar”, que aún persiste en muchos que creen que la patria se forja en los cuarteles. Lastimosamente, vivimos bajo la férula de los “hijos” del difunto, quienes creen que su herencia de mando es imperecedera y quieren vivir y mandar con su espíritu, sin asumir su responsabilidad en la pérdida de la República, queriendo resguardarse con el lema “tenemos patria”

Nuestro pueblo no es tonto y hoy vive el desengaño. Se ha dado cuenta, que en el nido de escorpiones se desató la guerra instestina porque nadie quiere asumir la responsabilidad del desastre. Por eso el eslogan: ¡Chávez vive y la lucha sigue!. Pero ¿Qué pasaría si el difunto viviera….?

 

 

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