Opinión Nacional

Seremos una potencia mundial

Sentencia preferida del comandante fallecido. La usó hasta el cansancio desde que comenzó esta estafa por allá en 1999. Era, y es, la frase mágica para embobar más y más a la gente que ni siquiera le importa eso de ser potencia. A la gran mayoría lo que la satisface se limita a un plato de espagueti con diablito y a la bequita mientras se pueda. Y eso es lo que han venido haciendo muy bien los próceres del clan, bajo la batuta del régimen cubano que, como se sabe, son unos expertos en esto de dar mendrugos al pueblo mientras le mantienen la esperanza viva por decenas de años.

Estafa. Una gran estafa. Ni más ni menos. Es lo que construyó el difunto en su país y que Maduro continúa orgulloso como si se la estuviera comiendo, apenas muestra sus colmillos. No es la III Guerra Mundial como algunos dicen ni se trata de mantener una posición de profeta del desastre inalterable y pesimista. Es la realidad. Estos dos últimos años son el preludio de lo que Chávez llamaba la década de oro, pero que en realidad será la década de la alpargata de a locha. Este 2014 es la prueba de fuego para empresas hasta hace poco sólidas, empresas de muchos años en el país que a punta de comunismo y corrupción boquean con sus empleados buscando un salvavidas de goma.

Y es que por más disimulo y cadenas. Por más cobas y discursos baratos. Por más presentaciones de cuadros chimbos. Por más cambios falsos de un gabinete que se repite desde hace 15 años con los mismos autores de la quiebra jugando diferentes roles; podrá cambiar la realidad que este gobierno intenta esconder y que no es otra que acabaron con la economía y destrozaron las reservas internacionales. Esa es la pura verdad. Esta gente, corrupta e irresponsable, no tiene divisas para responder a las empresas por la gestión de los últimos años bajo el sistema de control de cambio. El caso Air Europa a quien le adeudan una cifra que está entre 100 y 200 millones de dólares prometen pagarle con papeles, con gasolina y una parte en efectivo. Esa pequeña deuda es nada al lado de la que tienen con otras aerolíneas, laboratorios, proveedores y grandes compañías del mundo. Esto revela claramente que los estafadores se bailaron la plata o la tienen bien escondida en Siria o en China, en Islas Caimán o en Cuba.

La ruina es clara y fácil de avizorar, salvo que uno sea chavista de uña en el rabo, del tipo ciego y fanático que no despertará nunca. Ni siquiera cuando el espagueti con diablito le falte. Y no falta mucho para eso. El gobierno de los cubanos en Venezuela no tiene muchas opciones en este caso concreto. Si paga los 10 mil millones de dólares que debe, quiebra. Y si no los paga, también quiebra.

Ya somos Cuba. Ni más ni menos.

 

 / Twitter: @ejrl

 

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