Señales de taima

La gente está convencida de que Chávez extrema su
revolución, y se ha dejado ya de esa pendejada de lo
que fue su emblema bandera, de que ésta era
esencialmente pacifica y democrática .

Del mismo modo, es casi de unánime opinión en el vasto
movimiento opositor democrático, en la ciudadanía
insurgente y hasta en la mayor parte del grupo de sus
partidarios, que nunca negociará una salida electoral,
ya sea el consultivo, la enmienda o cualquier otra
fórmula de sufragio. En otras palabras, para una
inmensa mayoría, el presidente no saldrá de Miraflores
producto de una negociación, sino que antes de acceder
a ello, se batirá hasta el final haciendo uso del
único instrumento que le queda para hacer daño y que
aún tiene en sus manos en capacidad de maniobrar: la
violencia

Tan radicales juicios y las razonables bases para
sustentarlos, brotan a los ojos del país, por si solos
con excesiva contundencia.

La escalada desquiciante de su retórica incendiaria;
sus constantes llamados e intimidaciones de que tomará
fábricas, colegios y televisoras, unido a acciones ya
consumadas de despidos masivos contra trabajadores de
(%=Link(«http://www.pdvsa.com»,»PDVSA»)%) ,incluyendo la apertura por la DISIP de
acusaciones por sabotaje iniciado recientemente contra
sus gerentes rebeldes; la agresión de otras personas,
bienes e instituciones, ya sean transportistas,
jueces, marinos mercantes, oficiales de la FA,
generales de división y la policía metropolitana; la
fuerte y con frecuencia brutal represión de las
multitudinarias y persistentes manifestaciones y
protestas de sus adversarios por parte de la FA y sus
círculos paramilitares armados, dan cuenta de un
expediente de actuación que pareciera levantarse como
un gigante sobre el mundo de los equívocos.

No obstante todo esto — y la lista más larga aún de un
sistemático y arbitrario comportamiento despótico del
gobierno y del presidente—, la dinámica propia de los
sucesos en el hecho político y en un contexto de
circunstancias como la que vivimos hoy los
venezolanos, tales acontecimientos tienden a
contaminase de inumerables ruidos y gestos, que su
impresión se torna inevitablemente sin regreso.

Pero, es a todas luces erróneo creer que a Chávez el
paro,la hiperactividad en la calle contra su gobierno
y las presiones cada vez más fuertes del entorno
internacional para alcanzar una salida negociada y
electoral le vengan siendo inocuas.

Contra la insurgencia, las medicina que le ha aplicado
el régimen-y lo saben- han sido inútiles. El régimen
está quebrado, pronto será incapaz de siquiera
responder al pago de su burocracia.¿ Piensan ustedes
sinceramente que no estén preocupados por eso?

En ese marco de preocupación y de buscar espacios para
negociar, se inscribe con mucha probabilidad la
consulta que Chávez hiciera a Baltazar Porras, Petkoff
y a Eduardo Fernández.

Tres cosas al menos me indican que su angustia actual
y su propuesta de aceptar la enmienda tienen un nivel
de fiabilidad en esta ocasión:

1)Que el grado descomunal de la agudeza de la
conflictividad hace inviable su gobierno y los hechos
de todos los días son tan excesivamente elocuentes,
que es difícil que se resista a ignorarlos.

2) Que se haya dado la reunión sin despliegue
mediático y con la prudencia que para nada hace
sospechar que sea una nueva de sus argucias del
histrión insaciable que conocemos todos.

3)Que los tres personajes invitados, poseen en la
actualidad más el perfil de sinceros y equilibrados
consejeros con un alto compromiso por la marcha del
país, que la calidad de enconados adversarios con
influencias que puedan considerarse decisivas en las
estructuras de las organizaciones que combaten a su
gobierno.

Sí alguna cosa debemos madurar y calibrar con
firmeza, es la idea de llegar a una negociación. Sin
ella la paz nos será imposible,con la advertencia de
que nada de lo que hagamos mañana, recompesará jamás
lo que no pudimos evitar hoy.