Secuestrados
Dada la sevicia que le es connatural, el secuestro figura de los primeros en el catálogo de los crímenes horrendos. Tal género delincuencial ejercitado por bandoleros del “común”, a partir de los tardíos años 50 del Siglo XX cobró “dignidad” de arma política, accionada por comandos guerrilleros “oficiantes” del culto comunista.
También monarcas de histórica crueldad lo utilizaron para doblegar a quienes se oponían a sus designios. En los tiempos que corren, digamos la era atómico-cibernética, la fórmula ha sido puesta en práctica, sin fórmula de juicio, por bandoleros enguerrillados y tiranos igualmente bandoleros.
Como todo preso de conciencia es un secuestrado y cualquier acción que cercene los derechos fundamentales es un secuestro, el gobierno del Comandante Bellaco en Jefe califica como secuestrador.
Para comprobarlo allí están los policías sentenciados a 30 años, los exiliados, los investigados, perseguidos, “empaquetados” e imputados por delitos de opinión; la ocupación de la propiedad rural y urbana, la expropiación de agro-industrias y de eslabones de la cadena de comercialización alimentaria, paso previo a la tarjeta de racionamiento; el asalto a medios radioeléctricos, las peroratas en “cadenas” que violan el derecho a ver y oír cuanto plazca a cada quien; la apropiación indebida del Poder Judicial, al ordenar la aprehensión de la Juez María Lourdes Afiuni y a ser condena a 30 años de prisión, por ordenar juicio en libertad a un ciudadano que llevaba más de dos años en la cárcel por orden del Bellaco en Jefe o de algún familiar de su mayor afecto; por último y por ahora, la confiscación de la nacionalidad, haciéndonos venecubanos.
Ahora bien, Venezuela puede volver a la normalidad democrática. El 26 de Septiembre, a mi modo de ver, es la última oportunidad de parar en seco al Bellaco. Por eso, por mero instinto de conservación, es menester que las propuestas de la Alternativa Democrática sean voceadas, explicadas hasta la saciedad a cada elector. Es vital que la propaganda, incluyendo nuestros artículos, promueva las bondades del programa a desarrollar en la Asamblea Nacional y luego desde el Gobierno de la Unidad Democrática (GUD).
Motivar a quienes han sido defraudados en su buena fe por el Bellaco para que acudan a las votaciones el 26 de Septiembre, es tarea ineludible de todos cuantos aspiramos un destino diferente al de Cuba martirizada.
Es la hora de abroquelar la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) para derrotar al Comandante Bellaco en Jefe y a los resentidos que la apedrean.