Se cayó del chinchorro y hasta encontró las pantuflas
¡Oh!… sorpresa… descubre un hecho del diario acontecer en los últimos diez años para el común de los moradores de este territorio: Se están violando la Constitución y las leyes.
Clama entonces la Academia por: “… la autonomía de los poderes…”
“… Desde la Casa del Profesor Universitario, en la UCV… informó que profesores, académicos y politólogos llaman a ‘promover un centro de convergencia nacional entre quienes consideran que es apremiante la reconstitución del país para salvaguardar la supremacía constitucional, el respeto de la voluntad popular’ y la autonomía de los poderes entre otros elementos, con el compromiso de defender la Constitución…” (Globovisión; 20/06/09).
¿Asunto nuevo para ellos?
Podría afirmarse que esto comenzó por aquella época de aquella silenciada arenga: “… quien tiene hambre o tiene un hijo enfermo, tiene que robar… ¿no es cierto doctora Sosa? (04/02/99)…”.
Y por lo visto el hambre y los hijos enfermos, a partir de ese momento del año 99, se convirtieron en una grave epidemia que invadió todo el tejido social en Venezuela y desde aquella época a este despertar académico, son muchos los revolucionarios –y sus asociados– con hambre y muchos más con hijos enfermos.
Son 900 mil millones de dólares americanos que ingresaron a las arcas públicas derivadas de las exportaciones de petróleo, pero dilapidados en diez años, y todavía los revolucionarios, sus asociados y afines, por lo visto, ni han saciado el hambre ni han curado a sus enfermos hijos.
¿No fue precisamente, según los entendidos, la citada abogado y presidente del TSJ la que a expresa solicitud de parte interesada, abrió la espita de todo este acontecer que hoy en el sorpresivo despertar de su letargo descubren profesores, académicos y politólogos? Los miembros de la Academia como se identifican.
¿Entonces?
Se saturaron –o agotaron– los pañales “Guayuco” en su modelo para adultos; y posiblemente el efluvio derivado que emanando de Miraflores invade el ambiente alcanzó por fin el lugar de descanso de unos y otros; hiriendo delicadas múltiples pituitarias, imponen un azaroso cuando no pestilente despertar. Y conveniente es, comenzar a tomar posiciones, por el devenir.
Acotaría el fallecido ex presidente Luís Herrera Campins: “… Tarde piaste pajarito…”.
Sin embargo, bienvenidos al mundo de lo que resta de la sociedad venezolana convertidos sus integrantes, por obra del silencio de los entendidos y la letra muerta de una Constitución, en simples moradores del territorio venezolano.
Muchas gracias por incorporarse.