Salvar la República
Por sobre todo cálculo o interés, estamos emplazados por nuestras razón y conciencia a aportar, cada venezolano que tenga amor a su Patria, lo mejor de sus capacidades y la disposición firme de su voluntad, a fin de conjurar la amenaza comunista que ya nadie puede negar, como se vino haciendo a lo largo de los años pasados.
Cómo nunca antes, la República puede perderse. Las libertades ciudadanas van a ser, en breve, recuerdo que alimente añoranzas. Si no nos desprendemos de particulares intereses, de naturales miedos, de falsos e inútiles cálculos, en poco habremos de avergonzarnos de nosotros mismos.
Quienes han asumido la grave responsabilidad de orientar ¡háganlo con coraje! y ¡háganlo ya! No esperen más, a que el cáncer que ha penetrado el organismo de la Nación se multiplique en metástasis incontrolables e indetenibles. Si carecen de fuerza o valor para actuar, desaparezcan ya y dejen pasó a quienes, jóvenes en el cuerpo o en el espíritu, están diciendo en todos los lugares y rincones de Venezuela: ¡presente! No adormezcan más, con falsedades, el fuego ardiente que corre por sus venas.
¡Pero es ya!
Venezuela es primero; Venezuela es libre; Venezuela es democrática y ¡fuera el invasor castrista!