Sabana Grande hoy
Ya antes de la intervención del Metro cerrando al tráfico automotor gran parte de su trayecto, la Calle Real de Sabana Grande se había convertido en el más importante espacio público de Caracas, el auténtico salón de la ciudad. Dos factores fueron determinantes para ello: su centralidad y la rica mezcla de actividades de trabajo, de vivienda, de esparcimiento, de cultura localizadas a lo largo de ella y de las dos avenidas que la flanquean, la Solano López al norte y la Casanova al sur: de hecho, más que una avenida o un bulevar, Sabana Grande era un sistema urbano complejo capaz de irradiar dinamismo sobre una importante área de influencia. En su mejor momento solamente sobre el eje del bulevar abrían casi 600 negocios que daban empleo directo a unas 5.500 personas.
El Metro la potenció mejorando la accesibilidad y ampliando considerablemente las superficies peatonales: no se exagera si se afirma que en aquellos años llegó a ser uno de los espacios públicos más ricos y vitales de toda América Latina. Esas mismas cualidades, sin embargo, la hacían particularmente atractiva para los vendedores ambulantes que constantemente presionaban para ocuparla. Con la gestión de Freddy Bernal a partir del año 2000 en la Alcaldía del Municipio Libertador, la búsqueda sin escrúpulos de apoyo político hizo que los diques cedieran: es innecesario recordarle a los caraqueños en qué se convirtió entonces Sabana Grande. Cuando finalmente se desalojó el comercio informal a comienzos de 2007 el daño estaba hecho: muchas de las actividades y negocios que hicieron Sabana Grande, particularmente los más emblemáticos, habían sido ahogados por la barahúnda o habían migrado en busca de aires más propicios. De hecho, desde entonces reina la desolación.
A finales de aquel mismo año PDVSA- La Estancia y la Alcaldía convocaron un concurso de ideas para su recuperación, una iniciativa encomiable más allá de las reservas que en lo personal merecen las bases que la orientaron, pero apenas en octubre pasado se iniciaron las obras en un pequeño sector, previstas para concluir este mismo mes. Un experimento sin duda interesante que permitirá comprobar si basta la rehabilitación física para recuperar el espacio público. Quien escribe piensa que no, que se trata de algo más complejo donde la variable cultural juega un rol crucial.