Ruidos de silencio, políticos y festejos
Hay un ruido que como ningún otro nos crispa la rabia. Es el ruido del silencio de la radio. El mismo que sentimos cuando nos transportamos al vacío de las pantallas que mostrara RCTV. Para aquel entonces nos dejó atónitos. Nos pareció que era demasiado. El demasiado se hizo poco y regresaron por más. En adelante habrá que ver cuán lejos es ése más.
Apenas dos días después de cerrados los micrófonos de treinta y cuatro estaciones de radio se celebra el aniversario de un medio de prensa conocidísimo. Un cumpleaños muy poco grato sin duda porque, si a ver vamos, es de alegrarse hoy más que nunca, que un medio de comunicación cumpla un año más de existencia, pero hay momentos en que la solidaridad se agradece. Por esta vez quizá habría sido lo propio que la celebración hubiese sido únicamente para los de la casa, sin invitados especiales. Más aún cuando con toda seguridad sobraban las explicaciones para recoger el festejo. Porque la fiesta, para aquellos que ya no podrán celebrar un año más, tuvo visos amargos de soledad y desamparo.
Quién sabe si lo peor haya sido que en medio del cumpleaños se escucharan declaraciones de personajes políticos condenando el ataque a la libertad de expresión. ¡Habrase visto! ¿Cómo es posible que los que se suponen líderes políticos de este país, en lugar de tener pensado qué hacer al momento de consumarse unos hechos que se sabría ocurrirían, estuviesen dando declaraciones a la prensa en medio de un brindis? ¿Es que la figura de la fiesta no era suficiente bofetada? ¿Es que no hay sensatez suficiente en las escuelas de liderazgo político como para enseñar que en momentos de crisis los brindis están de más? ¿O es que no hay ningún tipo de consideración con quienes perdieron sus trabajos _por decir lo menos_ y en general con todos los ciudadanos que perdemos las libertades? ¡Qué fácil se nos hace condenar un hecho con un whisky en la mano y saludando a los ‘hermanazos del alma’! ¡Tan al estilo de aquellas épocas pasadas impugnadas por muchos de los presentes en el festejo!
No jugamos a la anti-política. Hemos defendido la existencia y coexistencia de los partidos políticos como medio para el sostenimiento del sistema democrático, pero por lo visto, y dadas sus actuaciones, quienes se empeñan en alimentar el rechazo que un gran sector del país siente por muchos de ellos, son ellos mismos. ¿Qué pasará cuando ya no se escuchen las sapientísimas observaciones de connotados líderes políticos indicándonos cómo y porqué votar por la ¿unidad? ¿Será entonces que apreciarán lo que es calzarse los zapatos ajenos y sentir la presión de los cordones?
Hay momentos para todo. Y el presente no es particularmente un tiempo de celebración para un medio de comunicación cuando a los vecinos se les quema la casa. Especialmente cuando la permanencia de ese medio está tan condicionada _como aquellos que cerraron_ a la voluntad del gobernante de turno. Ni es momento para conceder entrevistas cuando lo que debía hacerse es planificar estrategias y mover a los ciudadanos que se llama ‘compatriotas’ cuando hay necesidad de buscar votos en tiempos electorales.
Mientras tanto, el ruido del silencio ensordece. Aturde. Y solo se escuchan las lágrimas de quienes dejaron sus vidas y las de sus familias en los micrófonos apagados de las emisoras.