Ruffianadas
Han inhabilitado a un sinnúmero de opositores.
Gobernadores, alcaldes, diputados, funcionarios de distinto rango. Los han inhabilitado por supuestas faltas cometidas hace 2, 3, 5 y hasta 12 años. Y el señor aquel cada vez que tiene la oportunidad de hablarle al país promete nuevas inhabilitaciones. La inhabilitación como arma política está de moda. «Si te resbalas te inhabilito» es ahora el eslogan de lo que en otros tiempos fue un organismo de control, temido y respetado por los altos, medianos y bajos funcionarios de la administración pública.
Un cartabón para la corrupción. Hubo grandes casos.
Varios ministros tuvieron que huir para evitar que el gran organismo contralor no les echara el guante. Un Presidente de la República, que regaló sin autorización unos fondos, fue removido de su cargo ¡Qué tiempos aquellos! Ahora eso es simplemente impensable. Ni la Asamblea sirve para la vigilancia y el control. En 10 años de funcionamiento de la AN bajo el manto rojo, no se ha interpelado a ningún ministro, ni siquiera con el caso de Pudreval. La única interpelación significativa fue al cardenal Urosa bajo la acusación que se la pasaba blandiendo la cruz y amenazando al Gobierno desde los púlpitos de la oposición.
Le acusan asimismo de distribuir hostias envenenadas de ideología capitalista. ¡Qué pena! Y el hombre aquel inhabilita que inhabilita usando a discreción el artículo 105 de la Ley Orgánica de Contraloría que reza «…imponer, atendiendo la gravedad de la irregularidad cometida, su inhabilitación para el ejercicio de funciones públicas hasta por un máximo de quince (15) años…». Bueno, prevalido de tan poderosa arma. el tío aquel impone a su libre saber y entender las penas y sus tiempos. Para ti Rosales, 6 años. Para ti Leopoldo, 5 años. Para ti Manuitt, 7 años.
A mí me la tiene jurada. Anda escarbando el proceso de las megaelecciones por el cual fui juzgado en 7 tribunales, hasta llegar a la Sala Constitucional misma, donde fueron los votos de los, digamos, magistrados independientes, que declararon el sobreseimiento. El magistrado Cabrera y el magistrado Rincón, rojos-rojitos, se rasgaron las vestiduras pidiendo para nosotros 9 años de cárcel. Ajá, pero el señor aquel la tiene ahora papaya.
No importa lo que decida, allí estará la Sala Administrativa del TSJ para convalidarle sus disparates y absurdas decisiones. Me cuentan que me va a inhabilitar por 5 años con multa de 50 millones. Nada puedo hacer en mi defensa salvo denunciar. No importa el tiempo cuando ocurrieron los hechos o las faltas, en mi caso hace más de 10 años, el señor decidió que la prescripción no existe. Dice que comienza desde el momento en que se le notifica al investigado la apertura de una averiguación administrativa en su contra.
Esto significa que si Pedro asesinó a Pablo, y Juan cometió una falta administrativa, ambos hechos el mismo día, y a los 25 años los notifican de una averiguación, el delito de asesinato estaría prescrito, Pablo gozaría de libertad, pero la falta administrativa de Juan estaría todavía vigente, pues el conteo para la prescripción comenzaría al momento de la notificación. La discrecionalidad absoluta para imponer inhabilitaciones de 1 a 5.475 días (15 años) es inconstitucional, ninguna pena o castigo puede ser arbitrario, a un tipo de delito le corresponde una pena cierta. Y lo del lapso de prescripción es todavía peor. Varios inhabilitados han intentado la nulidad del artículo 105 por inconstitucional y el TSJ ha decidido en su contra. Varios inhabilitados han alegado prescripción en el TSJ y todos han sido derrotados. Hoy soy diputado. Mañana vicepresidente. Pasado mañana fiscal general.
Otro día embajador. Qué desastre señor mío.