Revolución
La semana pasada el Grupo Empresarial Bavaria hizo un anuncio que dejó boquiabierto a más de uno. Hizo pública su alianza estratégica en Colombia con el gigante brasileño UOL, el portal horizontal de Internet más grande de América Latina. Además dio a conocer la creación de un fondo de inversión destinado exclusivamente a compañías de Internet a nivel regional, el Valores Bavaria Internet Fund. Y todo esto fue planeado y ejecutado en cuestión de meses.
Que esto suceda en países como Estados Unidos y algunos de la Unión Europea ya no es noticia. Que ocurra en Brasil, país-continente que abandera los temas tecnológicos en la región y donde la presencia de Internet para muchos ya alcanzó una masa crítica, tampoco sorprende. Pero que pase en Colombia, el cuarto país de la región en términos del tamaño de la nueva economía —medido por número de usuarios— revela qué tanto afianzamiento están teniendo este tipo de negocios en la región. Internet llegó. Y llegó para quedarse.
Las cifras son contundentes y demuestran la penetración de este negocio en la región. Jupiter Communications, una de las compañías de investigación líderes para temas de la nueva economía, estima que el crecimiento de usuarios en América Latina por fin despegó. Por eso esta prestigiosa compañía consultora espera que los 10,6 millones de usuarios que hoy existen en la región lleguen a ser casi 67 millones en los próximos cinco años. Los fondos de inversión de riesgo de Estados Unidos han vertido sus chorros de dólares hacia las nuevas compañías de la región, llenándolas de dinero para desarrollar sus estrategias: 70 millones de dólares para Submarino.com, la Amazon.com de la región; 50 millones de dólares para Patagon.com, un banco virtual; 15 millones de dólares para loquesea.com, un portal de jóvenes.
Esto es solamente la punta del iceberg y no incluye las cuantiosas inversiones en infraestructura que las compañías de telecomunicaciones están haciendo a lo largo y ancho del continente. De ahí que todos estén moviéndose a velocidades extraordinarias para ser los primeros en lucrarse de este naciente y boyante negocio.
Pero, contrario a lo que muchos creen, lograr ser exitoso en este nuevo mundo —que es de por sí de altísima competencia— no es fácil. Y no basta solamente con tener una buena idea ni con ser igual a los demás. Esto es particularmente cierto en América Latina, en donde todavía hay restricciones que impiden una verdadera masificación de la red —baja penetración de computadores, niveles de ingresos moderados, entre otros—. De ahí que “el crecimiento de ahora al 2005 no está para todos. Solamente aquellas empresas que implementen soluciones innovadoras a las barreras que existen actualmente en el mercado en línea en América Latina serán las que logren captar los dólares generados por la nueva economía”, afirma Lucas Graves, analista de Jupiter Communications para la región.
Los que sobreviven
Para tener una estrategia exitosa en Internet no basta con una idea medianamente aceptable, trabajar 20 horas al día, hacer un plan de negocios y presentarlo a los fondos para sentarse a esperar que lluevan dólares. Es necesario que los inversionistas potenciales tengan una visión de largo plazo de las compañías receptoras, y, sobre todo, la capacidad de ejecutar esa idea y convertirla en realidad. Esto no solamente requiere dinero sino que se necesita consolidar un gran equipo administrativo que sepa para dónde va la empresa, y que no se deje deslumbrar por los bombones de las riquezas de corto plazo.
Esos son los jugadores que sobreviven. Los que innovan de manera inteligente los modelos de negocios ya establecidos. Los que son capaces de tener la visión de empresa a 30 ó 40 años. Y, por supuesto, los que son capaces de ejecutarla. Para estos empresarios hay varios ceros para que hagan realidad sus estrategias.
Con esto en mente, SEMANA se ha puesto en la tarea de investigar qué modelos de negocios han sido exitosos en el pasado y en otras regiones y países con el fin de dar a aquellos embrujados con el sueño de Internet unas pautas básicas que podrían marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. Este especial de Internet procura analizar de manera rápida pero práctica cómo las compañías exitosas en la red han hecho para salir adelante y para sobrevivir en un entorno cada vez más competitivo y más saturado. Lo que pretende es dar una guía ágil y de fácil acceso a los aspirantes a empresarios de la nueva economía para que por lo menos tengan un sitio donde comenzar.
Los modelos analizados aquí cubren un espectro amplio de lo que está sucediendo en Internet hoy en día. Van desde los más tradicionales —los negocios de contenido que generan ingresos con base en publicidad— hasta los más novedosos y sofisticados en materia de tecnología — el acceso a Internet, las subastas y el enorme campo de transacciones entre compañías, conocido como B2B, o business to business.—. También se analizan los negocios que se desprenden de la nueva economía, como las compañías de consultoría.
La conclusión en todos los casos es prácticamente la misma. Internet está revolucionando el panorama de negocios de la región y quien no sepa adaptarse con estrategias modernas a la nueva forma de hacer negocios está destinado a desaparecer en corto tiempo. Pero si bien esto es cierto, solamente aquellos que lo hagan sobrevivirán ya que el espacio es limitado y reservado para las ideas y los planes de ejecución sobresalientes, pues serán éstas las compañías que finalmente se lleven los dólares de los inversionistas.
Y todo esto en un contexto en el cual cada vez es más fácil encontrarse con los ejecutivos más brillantes de la región. Todos atraídos no solamente por la posibilidad de volverse millonarios en un abrir y cerrar de ojos, sino por ser parte de la historia económica futura del planeta. Y todos pensando en la mejor forma no sólo de sortear las barreras existentes sino en cómo salirle adelante a la competencia. Así que la cosa está como para alquilar balcón, especialmente ahora, ante la presencia de la nueva evangelización tecnológica en América Latina y su acelerado ritmo de vida. Para esta nueva generación de empresarios es muy improbable que La lentitud, de Milan Kundera, esté en su mesita de noche.