Revolución 2: La Revancha de la Provincia
«¿Qué es una bella mentira?
Pues, sencillamente, la que posee
evidencia en sí misma»
Oscar Wilde
Ya ocurrió, estamos en la secuela de un film catastrófico — Revolución: Yo soy el Supremo— que culminó cuando los directivos el (%=Link(«http://www.tsj.gov.ve»,»Tribunal Supremo de Justicia»)%) y el (%=Link(«http://www.cne.gov.ve»,»Consejo Nacional Electoral»)%) mostraron que su moral partidista era superior a la Ley. En los últimos minutos de la película, a cuadro cerrado, podían contemplarse alternativamente los rostros de satisfacción de Francisco Carrasquero e Iván Rincón, poseedores por vez primera de un poder letal capaz de cambiar el curso de la vida de 25 millones de personas. En esa fábula ganaron los malos, quienes se atrevieron a cruzar la raya amarilla de las apariencias y salieron bien librados ante algunas instancias.
El éxito del film, que por más de tres años acaparó la atención de la audiencia venezolana e hispanoamericana, motivó a los productores (Administración Chávez y Coordinadora Democrática, entre otros) a lanzar Revolución 2: La Revancha de la Provincia.
Más allá de Schwarzenegger
Aunque muchos críticos escribieron sobre el carácter inverosímil de Revolución: Yo soy el Supremo, donde el protagonista, Hugo Chávez, sobrevivió a pesar de llevar la economía a una delirante contracción de 9.2% en el 2003 acompañada de una inflación superior al 27%, es interesante destacar el éxito del macho-man, quien más allá de los personajes encarnados por el gobernador Schwarzenegger, se enfrentó a millones de venezolanos que se le oponían así como a poderosos actores internaciones, incluyendo George W. Bush.
Cabe detenerse en el argumento que no deja muy claro por qué los enemigos del dictador cayeron en las peripecias del chavismo y no lograron capitalizar sus recursos mediáticos para socavar eficazmente el piso de el Supremo Chávez. Según algunas fuentes confiables, la producción de Revolución 2: La Revancha de la Provincia contará con grandes inversiones en exteriores y se contratarán miles de extras que llenarán las calles de las principales capitales del país durante la filmación de las escenas de las “marchas definitivas”. Un directivo de los estudios Constitución, aseguró que ante la carga violenta del film, el director Mel Gibson estaría interesado en dirigir la continuación de la saga, que promete balas, trampas legales y terrorismo mediático, tanto en el bando de los revolucionarios como en el de sus opositores.
Tesoros y heroínas
Revolución 2… se inicia con Liliana Hernández llamando a desconocer los reparos que el CNE impone a los venezolanos, a pesar del llamado de la Sala Electoral a convocar una Sala Plena del TSJ, que decida en tan delicada trama constitucional. A continuación, la cámara nos entrega a unas borrosas Sáez y Sosa negociando alcaldías con algunas desgreñadas mujeres del régimen, cuyo look de poliéster ya es imitado por secretarias y maestras.
Esta continuidad revolucionaria enfatiza “el poder del poder”, es decir, la demencia masiva de los políticos ante los botines representados por los presupuestos de alcaldías y gobernaciones. Esas botijas, que hasta ahora han permitido financiar marchas y contramarchas, mientras Caracas y otras ciudades se caen a pedazos por la indolencia de sus autoridades, serán la clave para desatar la furia de los provincianos. Estos asaltan el poder, consiguen apoyo más radical del exterior y llevan al país a un período de calma postchavista. Un mérito notable de Revolución 2: La Revancha de la Provincia es no caer en el fácil argumento tropical de un ejército redentor y, por otra parte, pone en su sitio el mito de las milicias cubanas, que al intuir la avalancha civil, tomaron sus balsas y regresaron a los pies de Castro.
Una película de acción política altamente recomendable para entender en forma realista los avatares de un país de ficción. Estreno pautado para enero de 2005.