Revocatorio “en berlina”
Después de tomar conocimiento por parte del movimiento opositor de la más reciente declaración del Teniente Coronel, a propósito del referendo revocatorio, no debe quedar duda alguna que el susodicho instrumento, con todo y que expresamente lo consagra el texto constitucional vigente en su artículo 72, no pasará de ser una de las tantas iniciativas que se han presentado en el transcurso del proceso de negociaciones que el secretario general de la OEA ha impulsado en su rol de facilitador.
A esa conclusión es fácil llegar si se toma en cuenta que, para el primer magistrado como para su vicepresidente ejecutivo, el 19 de agosto de 2003, cuando se cumple la mitad del período presidencial, no es la fecha pautada para convocar el revocatorio sino apenas el comienzo de un largo proceso que puede concluir en meses o en años, por lo que no tiene nada de extraño que una vez más el jefe del Estado haya hecho alusión expresa a su propósito de mantenerse al frente de la Presidencia hasta el año 2021. Por ello, en esta circunstancia, está más que justificado el título asignado a este comentario: “en berlina”, en sentido figurado, quiere decir “en ridículo”.
De no ser muy serio el asunto pudiera dejarse hasta allí la cuestión como una más de tantas travesuras en el ámbito de la política criolla. Pero lo grave es que la oposición, en la búsqueda de una salida democrática, pacífica, constitucional y electoral a la tremenda crisis política que agobia a Venezuela, fracasadas todas las iniciativas presentadas a la Mesa de Negociación y Acuerdos, confió en que el oficialismo, que todo el tiempo promovió el revocatorio como la única salida constitucional se avendría, en efecto, a aceptar éste sin mayores miramientos. Siendo que, a juzgar por las declaraciones que sobre el particular han emitido los dos altos ejecutivos que se han referido al tema, entre otros, el revocatorio dista de ser aceptado por el oficialismo como, en un principio se creyó.
Y así, hoy día, hay que señalar, vacilante en un comienzo, el crecimiento del escepticismo en las filas opositoras, inmensamente mayoritarias dentro del electorado, por lo que se hace indispensable iniciar un proceso de concientización destinado a recobrar la confianza en los métodos democráticos y pacíficos, sobre todo después que la Coordinadora Democrática avanzó, con pasos firmes, en la adquisición tanto de un nuevo rostro como de un nuevo mensaje que deben contribuir a despejar cualquier sospecha con respecto a sus verdaderos objetivos políticos.
Lo que está planteado pues, no es nada distinto de exigir al oficialismo que se comprometa de una vez por todas con la fórmula del referendo revocatorio, sin ambigüedades ni equívocos, ojalá que en los términos propuestos por el ex presidente Jimmy Carter pero, de no ser así, en condiciones tales que permitan al electorado confiar en que su decisión será respetada y que no habrá “trucos” destinados a falsear la voluntad popular.
En paralelo, calle mucha calle, será necesario impulsar y promover para completar la acción cívica consiguiente.
