¿Resurgirá la izquierda democrática?
Tanto en Venezuela como en el mundo, parece posible un resurgimiento de la izquierda democrática, que durante un cuarto de siglo se encontraba débil frente a la derecha neoconservadora y algunos núcleos de “izquierda” neo-estalinista.
El escenario sociopolítico global sufrió un vuelco hacia la derecha (triunfo del capital sobre el trabajo) a raíz de la tercera revolución industrial (tecnología de la información) a partir de los años 1970. La acelerada sustitución del trabajador por procesos automáticos y la explotación globalizada del trabajo, junto a los correspondientes paradigmas ideológicos, condicionó el colapso de la URSS y, por otra parte, derrotas o retrocesos de fenómenos democráticos progresistas: el sindicalismo, el “Estado del bienestar”, el tercermundismo y la socialdemocracia. La recesión económica iniciada en 2007-2008, empeoro aún más la situación de los asalariados y excluidos e intensificó la concentración de la riqueza en pocas manos. Ante estos fenómenos, la izquierda democrática internacional inicialmente se mostró tímida y a veces llegó a subordinarse al neoliberalismo. Sin embargo, desde las bases populares, protestatarias contra políticas antisociales, han nacido presiones que los liderazgos socialdemócratas y demócratas de centroizquierda ya no pueden ignorar y que los obligan a reasumir posiciones de lucha social. El fenómeno es particularmente significativo en Estados Unidos, epicentro del capitalismo financiero internacional.
En Venezuela, la izquierda democrática (AD y otros que se salieron de ella, así como disidentes democráticos del PCV) fue debilitada por los mismos procesos de transformación que afectaron el mundo y que hundieron la América Latina en los rigores de la “década perdida”. El deterioro económico, social, político, ideológico y moral resultante, en nuestro caso, dio al traste con la democracia y a partir de 1999 encumbró un régimen personalista orientado hacia la adopción del neo-estalinismo, a la vez que enriquece a una corrupta burguesía burocrática. Su presunto “izquierdismo” ha atraído a algunos sectores de la anterior izquierda democrática. Sin embargo, los núcleos esenciales de la socialdemocracia, y fuerzas afines, se encuentran unidos al resto de la oposición democrática –incluidos sus grupos de centro y centroderecha- para dar la primera batalla, por el restablecimiento de una libertad política, en la cual sea posible el debate civilizado entre fórmulas socialdemócratas y neoliberales. Por otra parte, como la vida tiende a borrar la distinción entre lo “sucesivo” y lo “simultáneo”, la izquierda democrática venezolana siente la creciente presión de una mayoría popular que anhela una democracia social y progresista. Por ello apresurará la presentación de su visión a largo plazo, de una sociedad muy libre a la vez que justa y solidaria.