Resistencia a un esbirro
En el momento de escribir estas líneas, el régimen
criminal del presidente Chávez, sigue negando el
calibre descomunal de nuestra crisis, no sólo
ignorando el semblante contundente y gigantesco que ha
adquirido el paro, sino que su ausencia absoluta de
escrúpulos, pretende intentar jugar a una guerra de
desgaste, apuntalado por el soborno, la
contrainformación y el terror.
Es lamentable y muy triste- hasta este momento- ver
que casi todos los países del hemisferio, han tenido
una posición indolente y hasta cómplice de lo que se
atreven a llamar «la democracia venezolana»; como si a
estas alturas, les fuera ajena la realidad despótica
inocultable de un régimen que justamente lo que
quiere, además de acabar con ella, colmarla de sangre.
La ejemplar conducta que ha desplegado la
multitudinaria mayoría de nuestro pueblo, su tenacidad
en agotadoras jornadas y protestas pacíficas para
salir por una vía institucional contra un régimen
miserable, no tiene precedentes en América Latina.
Asimismo es importante denunciar de una vez, que la
tesis de la polarización en el conflicto venezolano,
si hasta hace poco era una realidad difícil de negar,
quienes sostengan hoy tal teoría, como es el caso del
Secretario General de la OEA, incurren en una
injustificable falsificación de la verdad.
Lo que era un robusto y consistente bando que
representaba al gobierno, hoy es una minimizada banda,
pero de delincuentes. Si no fuera así, no se empeñaran
en jugar al caos y a la violencia con la mafiosa
mendacidad con que obstruyen la salida electoral en
sus afanosos propósitos de cortarle la respiración al
país.
El teniente coronel, se vuelve a equivocar, creyendo
que puede desanimar a una nación en la lucha por ser
libre y en la búsqueda de un mejor destino. No hay
desgaste que valga en el combate de una ciudadanía
resteada contra el abismo. El país se va a batir hasta
el final, con las armas de su humanismo cívico,a
sabiendas de que tendrá que soportar actos vandálicos
y no pocos sacrificios.
Aunque estamos lejos de tener la dislocada visión de
nostalgia de algunos, por la gesta épica
militar,considero de sana oportunidad recordar, como
dentro de nuestras tradiciones de lucha, la historia
nos enseña, el desprendimiento,constancia y valor
moral del pueblo venezolano- tomado en estos ejemplos
que vamos a dar por su estamento militar-, para
resistir las más difíciles condiciones en que puede
librar sus batallas por la libertad.
Habiendo conquistado los patriotas Guayana, la
adversidad que los perseguía desde 1814 comenzó a
cambiar a su favor,pero aún así las penurias y la
miserias eran extremas, pasando años sin cobrar su
escasa ración en efectivo y siendo frecuente el tener
que vestirse con la ropas del enemigo. El General de
división Carlos Castelli, anotaba cuando era un simple
oficial subalterno que en 1817, él y sus tropas se
alimentaban en Barcelona con chipichipi y carne de
burro, y en 1819 consideraba como una situación
excepcional haber recibido después de tres años de
servicios su primera paga en dinero:16 pesos.
Bolívar le escribe a Brión en 1817, una carta donde le
dice:» a instancias de unos oficiales que estaban
desnudos y sin sombrero, mandé a los comisionados que
librasen al general de la plaza unos mudas de ropa
vieja que se encontró en los baúles y algunos
sombreros para que los repartiesen entre los oficiales
y las tropas…»
Estos ejemplos constituyen- guardando las distancias
de tiempo y de lugar-, un marco sustantivo de
continuidad histórica en el que descansa la índole de
la resistencia de los venezolanos de hoy.
Nos atrevemos a asegurar que a Chávez y el ejército
traidor que se ha hecho su cómplice, le serán
inútiles, no importando los medios que empleen para
tratar de impedirlo, ni el tiempo que quieran tardar
en comprenderlo, derrotar la fuerza vital a la que
enfrentan, que nos es otra cosa que la nación misma,
tomada de las manos al unísono en una gesta por su
libertad y su dignidad humana.
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