Repetir la maniobra
Separatistas! ¡Separatistas!, exclamó Chávez al criticar a los gobernadores y alcaldes que se habían reunido en Maracaibo. Lo sacó de quicio esa muestra de unidad, rechaza que los 5 millones y medio de venezolanos que votaron “no” salgan de su abulia. No es fácil, necesitan bajarse de una nube: aceptar que no los sacarán del hoyo ni el ejército, ni los Estados Unidos, ni la OEA, ni ningún tribunal internacional; olvidarse de las soluciones mágicas, el fast track; convencerse de que solo una tenaz y constante movilización política derrotará a Chávez
La labor hecha en 100 días por el gobernador de Miranda y los nuevos alcaldes envía un mensaje, Irene Sáez ya transformó la política venezolana administrando con eficacia Chacao. Chávez carece de respuesta a este desafío: sus funcionarios nunca recogieron la basura o mejoraron el tráfico.
Al Presidente le preocupa su bolsillo, no el de los venezolanos: reduce la crisis a un problema fiscal, quiere más bolívares y más dólares, actúa igual que la IV República que devaluaba para cubrir el presupuesto. Utilizará los depósitos en la banca para financiar un monstruo ineficiente, el estado; obligará a importar más productos con el dólar paralelo; establecerá más controles en los puertos y aumentará la corrupción. No cree en el valor de la iniciativa personal de los venezolanos, confía en las empresas sociales: disminuirá la producción y habrá más inflación. Manda los reservistas a vigilar las cosechas de arroz, no comeremos arroz si no lo trae de Colombia o de Estados Unidos. Chávez reducirá el encaje bancario, disminuirá los fondos para actividades agrícolas, inmobiliarias, industriales. Confía que los recortes de producción de la OPEP, los estímulos de Washington a la economía y la erosión del valor del dólar recuperarán el precio del petróleo.
Con mucho menos recursos que Venezuela Perú ha colocado un millardo de dólares en bonos en el mercado mundial, Brasil a su vez consiguió financiamiento para sus planes de exploración petrolera. Con el riesgo país de Venezuela una emisión de bonos pagaría intereses usurarios.
Estados Unidos está estableciendo controles a la especulación financiera; China desarrolla un gran mercado interno para compensar la caída de sus exportaciones, acusa a los Estados Unidos de haber provocado la crisis y pide reemplazar al dólar como moneda internacional, petición que apoyan otros países europeos. Surge un nuevo capitalismo donde pesará menos los Estados Unidos.
Estos hechos no le dan la razón a Chávez, lo vuelven anacrónico: ningún país ha enfrentado la crisis con planes estrictamente fiscales dejando de lado la iniciativa personal, el sector privado. En el mundo pocos creen ya que el mercado cura todos los males, pero tampoco el del socialismo del siglo XXI despierta interés, lo consideran otro lujo, otro capricho, de un país petrolero.
Sin que ocurra una protesta Chávez está suspendiendo las elecciones municipales, propone celebrarlas el próximo año, y en su oportunidad a su vez pospondría las legislativas del 2010 para el 2011 pues la ley ordena separar una de otra con un intervalo de 6 meses. Más tarde, para ahorrar, juntaría las legislativas con las presidenciales. Por ahí va la cosa, mosca. Ya retardó la celebración del revocatorio presidencial hasta el momento que más le convenía.