Reflexiones sobre una liberación
Primero lo primero: Celebremos la liberación de Aung San Suu Kyi, “culpable” de conducir a la victoria, en 1990, a La Liga Nacional para la Democracia (LND) de Myanmar (Birmania), lo cual generó un golpe militar y su privación de libertad, por parte de la Junta Militar que aun gobierna ese país. Luego:
– Sobre la importancia de los Premios Nobel de la Paz: Quizá en casos de prisioneros de conciencia no conduce a una inmediata reacción de regímenes totalitarios y dictatoriales para liberar a los galardonados, pero como muestran los caso del físico Andrei Sajarov en la URSS, el del sindicalista Lech Walesa en la Polonia comunista, y en el actual caso de la lideresa birmana, pudieron ser determinantes para que al menos no los sometieran a torturas ni los mataran. Incluso, no es descabellado pensar que el Nobel fue un ticket tardío a su eventual liberación (¡Una esperanza para el reciente Nobel chino, Lu Xiaobo, apenas mencionado por quienes felicitaron – justificada y entusiastamente – a Pérez Esquivel, Rigoberta Menchú, etc., quizá porque también ideologizan la entrega del Nobel!)
– El caso de Aung San Suu Kyi no está cerrado: Las recientes elecciones de Myanmar fueron fraudulentas y organizadas para dar el poder a afectos del régimen. La valiente disidente ya no es percibida como “peligrosa” para la cúpula gobernante porque la LND se negó a participar en los comicios para no legitimar una farsa que mantendrá a los mismos militares manejando los hilos del poder con la fachada democrática de unos cuantos civiles sumisos a sus designios.
– Gestos: Como ocurrió luego de las protestas de monjes budistas en 2007, que culminaron en matanzas y prisión para muchos de los participantes, los poderosos de Myanmar cuentan con que – con el gesto de una “elecciones” y la liberación de la figura más emblemática de la oposición – las acciones represivas del gobierno títere que continuará gobernando en nombre de la Junta Militar, se desvanecerán de los titulares noticiosos y serán relegadas a breves referencias ocasionales, con la complicidad de China – principal interesada en mantener su hegemonía en ese país – y la hipocresía mundial que no quiere líos con la superpotencia asiática.
– El desafío de Aung San Suu Kyi, desde la libertad, será quizá más complicado que el que tuvo en 15 años de prisión.