Reflexión decembrina
La navidad es indiscutiblemente una etapa y época para la reflexión, la meditación y el reencuentro familiar. Creemos en lo particular que esta época de asueto bien vale la pena para detenernos a pensar en el país, en nuestra región, en la universidad, en nuestro hogar y en nosotros mismos. Paralelo a las hallacas, el pan de jamón, el ponche crema, el tradicional dulce de lechosa y la ingesta de bebidas de todo tipo, la navidad permite la reflexión en frió de nuestras acciones, de nuestros roles, responsabilidades, omisiones y demás.
Asimismo nos cuesta a mucho admitir las grandes paradojas y desequilibrios observados en un país que teniendo un chorro de recursos provenientes del petróleo y de los impuestos, que se convierten y expresan en un presupuesto jamás antes visto por gobierno alguno y sin embargo esto no se corresponde con un progreso y mejora de la población. Frente al antidesarrollo, a manejo maniqueo de ciertas palabrejas, frente al derroche, al gasto inusitado, la corrupción campante y la miseria humana instalada en cada avenida y semáforos del nuestras ciudades en toda la geografía venezolana, debemos hacer un alto y pensar, no precisamente en la nueva clase acomodada y oligárquica (conformada por un grupo reducido en el poder con prebendas y beneficios) sino y por oposición a tanto venezolano desposeído que sigue teniendo hambre, insatisfacciones y algo todavía de esperanzas en un gobierno rico en recursos e ingresos que debería distribuir con criterios más justos y equitativos el presupuesto, y entiendo por distribución justa la creación de condiciones propicias para el desarrollo en todo los ordenes del ser humano y del ciudadano, y no en la multiplicación de unas misiones (que indudablemente no son malas) pero que no solventan los graves problemas que registramos en materia de salud, empleo, seguridad y educación.
Este país a pesar de ciertas posturas y señalamientos sigue siendo un gran país, que pareciera no haber tenido suerte en cuanto a sus gobernantes. No la tuvo antes y menos en la actualidad. Su clase política actual, miope e irresponsable no ha estado a la altura de las expectativas, exigencias y desafíos. De allí que autores como José Mendoza Angulo hablen del destino incierto de Venezuela en su más reciente ensayo (editado por las Ediciones del Vicerrectorado Académico de la Universidad de Los Andes, Mérida, 2005).
Cómo explicar las asimetrías y paradojas que Venezuela teniendo un gobierno rico y poderoso, el mismo sea capaz de generar productividad, crecimiento real, valor agregado, y en fin transferir y distribuir los elevados ingresos por concepto de renta petróleo en mayores y mejores estándares de vida para los venezolanos. No necesitamos sacar muchas cuentas, hacer muchas encuestas, pagar a las grandes consultoras para determinar que siendo más ricos somos más pobres, más miserables.
Este país requiere de un macro esfuerzo de todos los sectores pensantes, productivos, creativos, y fundamentalmente del gobierno, orientado a la búsqueda y creación de condiciones propicias para el reencuentro de los venezolanos no en torno a un color, una consigna, o una ideología especifica, sino alrededor del trabajo, la productividad, la ciencia y la tecnología y en torno a unos valores compartidos como venezolanos que no se limitan en lo más mínimo al llamado proceso y revolución, sino que pasan por la consolidación de una nación y economía bajo cánones de modernidad y no atraso, bajo cánones de vanguardia y nos salto al vacío. En fin el gran dilema está en cómo lograr progreso, desarrollo, productividad, talento, probidad, una educación de calidad, una salud preventiva y curativa idónea, el florecimiento de la pequeña y mediana empresa y con ella el empleo, y unas reglas de juego claras que permitan el natural desarrollo del país y de los venezolanos que sólo nos hemos limitado a consumir y no a producir y donde el gobierno actual por su esencia tiende a promover el consumo y no la producción, tiende a promover la importación y no la exportación. Veremos… Feliz Navidad 2005 y venturoso año 2006 para todos los venezolanos.
(*) Politólogo