Opinión Nacional

Rectifique vayase

Debo confesar, que escribo éstas líneas aun agobiado por el fortísimo stress al que estuve sometido, al igual que todos los venezolanos, por la descarada desvergüenza y la “matonil” actitud de la descastada comandita detentadora de todos los poderes públicos en nuestro país. Muchos temas pasaron por mi mente en esa larga noche de tensión inenarrable, compartida inicialmente en el centro de votación, donde cumplí mi deber constitucional de “colaborar en el reestablecimiento de la efectiva vigencia” de la Constitución, sirviendo como testigo del bloque del NO, y luego con mis también angustiados familiares. Pensé en títulos como: “Gracias muchachos”,” ¿Revolucionarios o vulgares delincuentes?, “Gloria al bravo pueblo” y otros. Aun impacta mi mente la imagen del caradurismo, del cinismo, de la ausencia total de propósito de enmienda demostrado por Hugo Chávez Frías en su alucinada perorata efectuada a seguidas de la no menos patética actuación de la incalificable Presidenta del Consejo Nacional Electoral, precedidas ambas del despreciable atropello hecho contra la dirigencia opositora en la sede del CNE, sólo comparable a las trapisondas continuistas de Pervez Musharraf en Pakistán. El bravo pueblo venezolano logró imponerse sobre de las trampas, del terrorismo, de las amenazas, de la antología de insultos, del despilfarro corrupto y corruptor, de la incapacidad administrativa, de la amoralidad. En mis contactos con la base chapista y con quienes llevaron la representación del SI en las mesas electorales, pude percibir que la lealtad y la devoción a Chávez, por parte de esa gente, se mantiene intacta, aun cuando han comenzado a descubrirle defectos y fallas y han llegado a la convicción de que no es el DIOS que ellos creían que era. El denominador común en todos ellos es la necesidad de una rectificación, de que hay que ocuparse primero de la solución de los problemas de los venezolanos, antes que andar regalando alegremente los recursos nuestros en el exterior, del necesario castigo a la ineficiencia de los subalternos directos del Presidente y de los Alcaldes y Gobernadores chapistas, del burocratismo, en términos del Ché. Que se debe oír la voz del pueblo y sus justos reclamos por las reivindicaciones necesarias para una vida mejor.

Desde el frente opositor son mayores aun los reclamos, sin embargo creo que el sentimiento común de ambos bandos es la necesidad del RESPETO, de la compostura, de la consideración debida a todas las personas venezolanas o extranjeras. Del fin de la locura anti-diplomática, confrontacionista, aislacionista, ingerencista y “grannacional”, de la necesidad de aferrarse a la racionalidad, a la cordura, a la moderación, a la humildad, a la discreción. Dejando atrás la verborrea irresponsable, la locuacidad atosigante e insoportable. La obligación de pedirle disculpas con humildad al mundo por las innumerables actitudes infantiloides, neuróticas y esquizofrénicas. Muchas de estas recomendaciones son aplicables y también van dirigidas a conspicuos personajes de la oposición, que no se cansan de imitar a Chávez en su afán de ir de error en error, con una ceguera obsesiva. A Chávez y a ellos va éste mensaje: RECTIFIQUEN O VAYANSE.

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