Rectifico el error
“Al presidente lo tienen engañado, no sabe lo que pasa y los culpables son sus colaboradores y no él”. He combatido esa frase, diciendo que ha sido inventada por el propio Chávez y sus áulicos como parte del culto a la personalidad que practican los regímenes totalitarios. Hoy vengo a rectificar.
El paquetazo de las 26 leyes es demostración patética de que el presidente no sabe lo que pasa, ni tampoco lo que hace.
Entre las leyes que conforman el paquetazo está la “Ley del Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat” cuya reforma se centró en los aspectos siguientes: a) la utilización del concepto “salario integral” como base tributaria, en lugar de “salario normal”, establecido en la Ley Orgánica del Trabajo para todas las contribuciones de esta naturaleza; b) la introducción de un artículo que declara que esta contribución no es de naturaleza parafiscal; c) la eliminación del límite de 10 salarios básicos como base tributaria; d) la eliminación de la contribución obligatoria que tenía el sector público por vía presupuestaria; y e) la no sujeción del Banco de la Vivienda y Hábitat al control de la Superintendencia de Bancos.
Todas las reformas introducidas en la ley eran políticas ya adelantadas por el Banco o por su presidente, que conciente de que la “simplificación de los trámites administrativos” había creado el “peaje” de la solvencia que debe expedir el Banco para los trámites ante Cadivi, había decidido que la base tributaria no era el salario normal sino el integral, sin el límite de los 10 salarios básicos y sin la exclusión de los trabajadores que hubieran llegado a los 60 años; lo que le permitió recaudar el “tributo parafiscal”, como lo plantea la nueva ley durante la vigencia de la ley derogada, porque las empresas no podían darse el lujo de que no les expidieran la solvencia que le paralizaría cualquier importación.
Yo puedo imaginar que ante el reclamo presidencial por la poca construcción de viviendas, el otro presidente, el del banco, hizo patente la insuficiencia de recursos y le señaló que ese problema lo tenía resuelto y de hecho había empezado a aplicar la solución, pero había en contra de sus decisiones recursos a los cuales había que ponerles una contención por lo que se hacía necesaria la reforma de la ley, para que ella dijera lo que él practicaba. Al fin y al cabo esa contribución, a la que se le quitaría el mote de “parafiscal” por las dudas, sería soportada por las empresas escuálidas y oligárquicas; mediante un diseño tan genial que haría innecesario el aporte del sector público, lo que redundaría en mayores disponibilidades para el presidente, el de la República, para sus grandes proyectos internacionales.
Un diseño a favor del pueblo, en contra de la oligarquía y que además favorece la acción presidencial, pero por favor presidente, una empresa de esta proyección no puede estar sometida a la superintendencia de bancos. Póngale el ejecútese.
Presento excusas al presidente por haberme prejuiciado en su contra afirmando que la frase era invención suya, al fin y al cabo “voz del pueblo voz de Dios”.
Me inclino ante el presidente del Banco de Vivienda y Hábitat ese si sabe lo que está haciendo. ¿Que irá a hacer con todos esos reales?