Recordando…
Celebro la superación de la crisis entre Colombia y Ecuador. Celebro también que los venezolanos no hayamos tenido que pagar con crucifixión el que nuestro presidente haya resuelto unilateralmente, como resuelve prácticamente todo, meterse a “redentor”. Sin embargo, hay situaciones que merecen ser examinadas a la luz de otros acontecimientos históricos, por ejemplo:
El movimiento de tropas ordenado por el Presidente de la República a nuestra frontera con Colombia, en reacción contra un conflicto que no era nuestro. Dicen que las madres y las familias de esos muchachos estaban preocupadísimas de que los fueran a usar como “carne de cañón”… Si este nuestro es el ejército heredero del Ejército Libertador, debería haber tenido a todos los generales a la cabeza…
La amenaza de Chávez de nacionalizar las industrias colombianas en el país. ¿Habrá algún alma piadosa en el gabinete – o algún alma valiente- que le explique al presidente que tal decisión tendría muchas consecuencias nefastas, la primera de las cuales sería crear más desabastecimiento del que ya sufrimos?…
Los intentos oficiales de defender lo indefendible, de excusar lo inexcusable y de explicar lo inexplicable, el poner a los malos como buenos, las acusaciones destempladas y llenas de odio sin asidero alguno, las bravuconerías en technicolor, entre muchos otros desaciertos, me llevan a recordar dos episodios catastróficos de la historia suramericana reciente, que podrían evitar que las mismas desgracias volvieran a suceder.
El primero, la Guerra de las Malvinas en 1982. Un 90% de inflación anual, la actividad económica prácticamente paralizada, un aumento generalizado de la pobreza, el Estado endeudado hasta los tequeteques, la clase media devaluada, desempleada y desesperada, entre otros muchos males, llevaron al General Leopoldo Galtieri (tercer miembro de la junta militar que de mal en peor y de peor a pésimo gobernaba a Argentina en aquel momento) a buscar un discurso nacionalista para distraer a la opinión pública de sus verdaderos problemas y crear un sentimiento antibritánico, el enemigo externo, que cohesionara a todos los argentinos. No voy a entrar a opinar sobre el problema de fondo de la soberanía de las islas, pero sí sobre el «timing»: era el peor momento de reclamar soberanía por la terrible situación interna que atravesaba la Argentina y fue una tragedia haberse embarcado en un conflicto de esa naturaleza. ¿El resultado?… las muertes de 649 militares argentinos, 255 británicos y 3 civiles que vivían en las islas y la consolidación de la soberanía de Gran Bretaña sobre ellas, exactamente lo contrario de lo que se pretendía… Por fortuna, este hecho puso término a la dictadura militar y abrió las puertas de la democracia para el país austral, hecho que hubiera podido conseguirse sin que murieran casi mil personas.
El segundo, la masacre de Cararabo, Estado Apure. El 26 de febrero de 1995, los venezolanos amanecimos con una de las noticias más horrendas que jamás hayamos recibido: ocho Infantes de nuestra Marina de Guerra que custodiaban uno de los puestos fronterizos habían sido asesinados de la manera más atroz por la guerrilla colombiana. Los muchachos, que fueron sorprendidos mientras dormían, recibieron más de trece disparos cada uno, sus gargantas fueron cortadas y las lenguas se las sacaron para que les quedaran colgando como corbatas. ¿El supuesto motivo? Acabar con uno de los puestos de vigilancia que impedía el contrabando de gasolina venezolana a Colombia, necesaria para procesar la cocaína… Es inevitable preguntarles a quienes consideraron «inhumano» el reciente ataque a los guerrilleros colombianos en Ecuador porque «estaban durmiendo y en pijamas», qué piensan de la masacre de Cararabo. Y no sólo es Cararabo: el pasado 7 de marzo Reynaldo Trombetta reportó en El Nacional que “los grupos guerrilleros Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y Ejército de Liberación Nacional han sido responsables de la muerte de más de 70 efectivos de la Fuerza Armada Nacional de Venezuela, según refleja una revisión de los incidentes ocurridos en la frontera en las dos últimas décadas”…
Simplemente recordando…
