Reconciliación Desde Abajo
El resultado del pasado referendo constitucional y sus consecuencias pacíficas, representan sin lugar a dudas, el reflejo de un llamado a gritos que el pueblo venezolano le hace a la dirigencia política oficialista, de que llegó el tiempo en que la agenda del odio y la separación ciudadana quede en el pasado y el país comience a transitar el camino cierto hacia la reconciliación nacional.
En estos últimos largos 9 años, muchísimas familias, amistades, compadrazgos, noviazgos y hasta matrimonios han quedado disueltos como consecuencia principalmente del discurso de retaliación y de venganza, que irresponsablemente desde Miraflores, se sembró en Venezuela. Durante este tiempo, ha sido difícil la realización cualquier reunión social, que no termine en una agria discusión por asuntos políticos. Añoramos la época en que los venezolanos, compartíamos juntos, como hermanos, sin importar de qué color era nuestra ideología política.
Haciéndose eco del mensaje reconciliatorio del pueblo venezolano, se han levantado con fuerza voces desde diversos sectores claves de la vida del país, tales como la Iglesia, los estudiantes, las centrales obreras, los gremios profesionales y empresariales e igualmente los partidos políticos de oposición o de alternativa al régimen. Hoy la pelota indudablemente se encuentra del lado del Gobierno Nacional.
Una buena señal de que el representante del Ejecutivo Nacional dejó atrás su actitud de venganza hacia los venezolanos que no comulgamos con su pensamiento, sería utilizar los ingentes poderes que la Asamblea Nacional le delegó a través de la Ley Habilitante, decretando una Ley de Amnistía que libere de la cárcel a los presos políticos y que deje sin efecto las ordenes judiciales de privación de libertad, las medidas cautelares que pesan sobre los perseguidos políticos y en general todo proceso abierto por esta circunstancia.
Otra vía que bien pudiera emplearse para lograr los mismos fines, sería la del indulto presidencial, que fue por cierto, la misma figura que se utilizó en su momento para poner fin a los procesos que se le seguían a la mayoría de los oficiales que participaron en el cruento Golpe de Estado del 4 de febrero de 1992, incluido el propio Presidente Chávez.
De igual manera, si se quiere dejar atrás la división entre los venezolanos, deben eliminarse verdaderamente y no sólo de forma retórica, todas aquellas listas, como las llamadas “Tascón” y “Maisanta”, que han servido durante años para perseguir laboralmente a miles de trabajadores, que se atrevieron a evidenciar con su firma el rechazo al Gobierno Nacional. Asimismo, para hacer justicia, debería cesar la implacable persecución llevada a cabo en contra de los trabajadores despedidos de PDVSA y en general todo lo que signifique acoso laboral por motivos políticos.
Por otra parte, constituiría una muy mala señal que el oficialismo intentara por cualquier vía subrepticia, introducir o implementar alguno o varios de los planteamientos de la reciente propuesta de reforma constitucional, que ya el pueblo rechazó electoralmente. Insistir en ese proyecto, sería generar, con toda seguridad, situaciones de conflicto de consecuencias inimaginables.
Por mucho tiempo, el discurso de odio, de venganza y conflictividad, fue utilizado por el Teniente Coronel que hoy gobierna, para traducirlo en efecto generador de simpatías electorales. Sin embargo, hoy por hoy el pueblo se cansó de esa retórica y desea fervorosamente reencontrarse. De no ser escuchadas sus aspiraciones, el ejecutivo nacional corre el peligroso riesgo de la ingobernabilidad. Desde aquí deseamos que el Presidente, por su bien y por el nuestro, escuche el llamado que desde lo más profundo de la patria clama por la reconciliación nacional.