Opinión Nacional

Rebelión

La mirada tradicional no sirve para examinar los acontecimientos de Venezuela.

Cuando unos militares se aparecen juntos en televisión, leyendo un comunicado, el automatismo que la tradición latinoamericana impone ve un golpe de estado. Cuando unos dirigentes sindicales y empresariales convocan a un paro cívico, sin demasiada anticipación, se piensa en fracaso. Cuando la sociedad exige la salida inmediata del Presidente, la visión ancestral sólo mira aventura y precipitación. No entienden lo que está ocurriendo en Venezuela en la lucha contra un gobierno que no es democrático sino autoritario.

Lo que ha acontecido esta semana con el pronunciamiento de los oficiales de la FAN es un testimonio sobre procesos absolutamente inéditos en la sociedad venezolana. Estos oficiales, en vez de alzar un cuartel se dirigen a una plaza y su convocatoria se vuelve multitudinaria. Los que han asistido son los mismos que en millones han marchado, han hecho paros de 12 horas, de 24, 48 e indefinidos; son los mismos que corean “se va, se va, se va…”, son los que apoyan elecciones inmediatas o renuncia, son los que exploran todas las posibilidades para que el régimen concluya.

Es muy fácil ridiculizar a estos oficiales y atribuirles un golpe que supuestamente no habrían podido dar; pero lo cierto es que ni llamaron a dar un golpe, ni lo intentaron y, más bien, se fueron a una plaza a reunirse con los ciudadanos de a pie a desatar una dinámica de resistencia que al escribir estas líneas no ha concluido. Atribuirles otras intenciones que habrían resultado fallidas es un juicio absurdo, porque ni sus palabras ni sus hechos conducen a ningún golpe, sino a la desobediencia que han proclamado junto a otros sectores.

Sobre el destino político de esos oficiales, sus aspiraciones y sus credenciales, pueden caber muchas conjeturas. La cuestión es que la sociedad agradece su gesto, lo aplaude y sabe que es una contribución a la lucha por el cese del régimen de Chávez. Es un indudable reconocimiento a la civilidad irse a Altamira en vez de irse a una guarnición para alzarla. Son los civiles los que están resguardando a los militares, no son los militares los que están tutelando a los civiles. Eso no es golpe ni golpismo.

Hay una rebelión masiva e incontenible. Rebelión en la que, por cierto, no hay aventurerismo a pesar de las tentaciones, pues los ciudadanos han aprendido sobre los alcances y los límites de su acción. La rebelión no es sólo de los más lanzados opositores, sino de la sociedad en su conjunto; incluidas las fuerzas que apoyan al gobierno y poco a poco entienden que su líder las conduce a un precipicio del cual él, ya en el borde, se salvará refugiado en unas ancianas barbas caribeñas.

El estado generalizado de rebelión es lo que hace que las acciones, a veces inconexas o improvisadas, no se desperdicien en una nada sino que se engarcen con las acciones de otros, amplificándose. Esto explica que pequeñas asociaciones civiles o grupos políticos convoquen actividades que se articulan con otras que a su vez desatan nuevas dinámicas y se conviertan en hechos impactantes. La mirada convencional no entiende esto y clama por una coordinación única, no siempre fácil o posible y, a veces, tampoco conveniente.

La rebelión que ha tomado cuerpo en el país, sin embargo, es prudente. Ha aprendido a ejercitar su inmenso poder con moderación y suele no caer en las provocaciones del régimen. Tiene la virtud de que sus manifestaciones más disímiles pueden ser orientadas hacia el objetivo estratégico central, que es el de convocar a una consulta electoral. Así, el llamamiento de los militares, enganchado con una formidable respuesta, se orientó a recoger firmas en la Plaza Francia. Así, las demandas que han exigido la salida inmediata de Chávez han tomado el rumbo de insistir en la urgencia de una consulta electoral.

El estado de rebelión general no lo entiende ni el chavismo “duro” ni el “light”. El primero, porque se prepara para dar respuestas militares a una rebelión cívica (de civiles y militares). Sacan tanques absolutamente inútiles para enfrentar, disuadir o terciar en medio de este alzamiento generalizado de los ciudadanos. El desatino de Chávez, transmitido a García Carneiro, Alcalá Cordones, Chaderton y José Vicente Rangel, quiere ver guerra donde hay protesta civil, quiere ver golpes donde lo que hay es rebelión ciudadana. Por eso su aparato bélico es completamente inútil, demostración de una absoluta incomprensión del momento y de las fuerzas.

Pero, el chavismo “light”, ése que se dedica a hacerle una crítica superficial al “estilo” de Chávez para después arremeter contra la oposición, tampoco atina en sus “consejos”. Sus representantes no entienden que no hay golpismo como hecho social, no entienden que la desobediencia es un recurso democrático legítimo, no entienden que la sociedad pasó el umbral y ya no compra la mercancía tramposa del diálogo gubernamental; estos consejeros no solicitados de la oposición tampoco entienden que sólo una postura firme puede hacer que la mediación internacional sea efectiva.

A pesar de todas las críticas y limitaciones, la Coordinadora Democrática, la CTV y Fedecámaras, han entendido el momento de rebelión que vive la sociedad. Han unificado una estrategia y han dado el respaldo necesario a todas las movilizaciones que pueden ayudar a promover la consulta electoral, incluso las que no salen de su seno.

No son inocentes, saben que la consulta electoral puede ser saboteada por el régimen, pero, a pesar de todo, la oposición tomó para sí la consulta al soberano de la que en lejanos tiempos se pavoneaba Hugo Chávez; la disidencia ha demostrado urbi et orbi su indudable vocación democrática; y también ha desmentido ante la comunidad internacional las acusaciones de golpismo proferidas por el gobierno.

La oposición radical se anota éxitos porque sus propuestas indiscutiblemente democráticas están en sintonía con las exigencias de los ciudadanos.

Discretamente

García Montoya reconoce. El Comandante del Ejército recibió el lunes en la noche un sonoro cacerolazo donde vive (Edif Palfi en El Cigarral). A medianoche decidió salir a hablar con los vecinos y les dijo que estas manifestaciones lo habían hecho reflexionar mucho y que transmitiría sus inquietudes al Alto Mando. Puede ser que sólo quisiera ganar unas horas de sueño, pero en realidad es un síntoma de lo que les está ocurriendo a los oficiales que se identifican con el chavismo.

PPT esperando un “flaicito”. El PPT se ha convertido en una seria amenaza al presupuesto nacional, quiere cargos por todos lados. Sin embargo, eso no obsta para que piense en la transición. Articula la sucesión de Chávez con JV Rangel o con Alí Rodríguez. Aristóbulo sería el Vicepresidente.

Sacar a Marín. La ofensiva contra Rafael Marín en AD la conducen Henry Ramos Allup, Claudio Fermín y Bernabé Gutiérrez. Con Marín están Pedro Pablo Alcántara y Cristóbal Hernández, así como 20 secretarios generales seccionales. Claudio Fermín iría a la Secretaría General como paso previo a una nueva candidatura. Insólito esto en medio de la crisis nacional.

¿Disparos? Un oficial de la Fuerza Aérea destacado en La Carlota aseguró que al nuevo avión presidencial le habían hecho dos disparos estando estacionado en la base. Ese oficial sospecha que puede ser gente de adentro muy descontenta. Estos percances revolucionarios no los cubre el seguro.

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