Realducto
Ha colapsado el Viaducto Nr. 1 de la autopista Caracas – La Guaira y el gobierno nacional, así como el tan aburrido del estado Vargas, intentan explicar lo que sencillamente no tiene explicación, salvo una: la radical incompetencia, negligencia e irresponsabilidad del oficialismo. Un poco del dinero invertido en los viajes presidenciales, en la compra de los bonos argentinos, en la donación a la Bolivia de Morales o en el festival mundial dizque de la juventud y de los estudiantes (multiplicado el realducto), hubiese servido para un adecuado mantenimiento de la importante y estratégica arteria vial o la decidida construcción de una vía alterna, planteada muchos años atrás y desechada olímpicamente por los gobernantes de turno.
Luego de instalada la Asamblea Nacional, una comisión corrió al escenario para declarar a la prensa, incluyendo un llamado temerario del ahora diputado José Albornoz para que los medios no crearan pánico en la población, a pesar de la moderada transmisión del continuo y lento resquebrajamiento del viaducto. Y es que – de un lado – el gobierno, no otro, provoca pánico entre los venezolanos, dada su vocación por el oropel populista, mientras que Vargas es la única entidad federal sin una maternidad propia, y – por el otro – ha habido prudencia de la oposición al formular su denuncia.
En efecto, tempranamente los socialcristianos, con datos irrefutables a la mano, hicimos el señalamiento y, además, nuestros técnicos calcularon un derrumbe total del viaducto en los alrededores del 16 o 17 de diciembre próximo pasado, excepto alguna ortopedia circunstancial, como ciertamente lo intentaron. La moderación o la prudencia signaron nuestras denuncias, sin restarles profundidad y contundencia, evitando crear una fatal alarma, a la espera que despertara algún sentimiento humano y venezolanista del régimen para con los mismos habitantes del Litoral Central, pero siguió la marcha lastimosa del engaño hasta emblematizarse con el ardid vicepresidencial, equivalente a un confeso autismo, pues ¡todo el país sabía! de la gravísima realidad de la obra.
Un milímetro de pudor hubiese generado una crisis en las interioridades del Estado, provocando la renuncia del gobierno en pleno. Mas sabemos que, tan resquebrado como el viaducto, esperará al derrumbe y, ojalá, sea en el marco de una pacífica transición en la que ganaremos todos los venezolanos, sin excepción.
II.- Laminado de acero
Demasiado elocuente la visita del presidente electo de Bolivia, Evo Morales, imposible de ocultar la del candidato presidencial de su vecino país, Ollanta Humala. Cumplen un periplo de diseño estratégico que permite –por una parte- tejer la nada descabellada hipótesis de un complejo financiamiento venezolano a esa otra “izquierda” continental, y –por otra- constatar el espeluznante atraso ideológico de quienes, por cualquier motivo, así se trate de la Constitución peruana de 1992, esmeran en la satanización de sus adversarios, antes que afincarse en la sinceridad y claridad del propio proyecto en marcha.
La denuncia y señalización del enemigo, construyéndolo continuamente de acuerdo a la coyuntura, rellena el espacio vacío de un propósito histórico. No hay mensaje de profundidad sobre el porvenir, sino la insistente denuncia de un paso susceptible de extenderse, a tal grado que los errores y fracasos de la actual dictadura cubana fácilmente se les imputa al ya distante régimen batistiano o al bloqueo estadounidense, sin que aparentemente recaiga alguna responsabilidad sobre los conductores, la naturaleza y los alcances del régimen.
Comienza Morales con el favor de treinta millones de dólares que libremente dona el presidente venezolano, como si fuese entero dueño de nuestras arcas y no se necesitasen en nuestro país. So pretexto de una integración dudosa, exporta capitales para (intentar) asegurar una prolongada permanencia en el poder, tornado el fajo de billetes en gruesas láminas de acero que dirán servir de póliza.
Dramáticamente, el asunto no estriba en la lamentable situación en la que se encuentra la pobrecía boliviana ni los siglos de sojuzgamiento de la población indígena, sino en la adopción de un modelo que agravará una realidad en beneficio de los gobernantes próximamente atornillados a sus privilegios. La vena abierta de América Latina está en tamaño detalle, pues, la falta de imaginación y de aliento histórico no la suplantarán una versión épica del mundo y de las cosas, y, menos, la espada de Bolívar que Morales tuvo en sus manos.
La espada, cuya exhibición ha sido de enorme provecho simbólico para el mandatario venezolano, presuntamente borrará las fronteras temporales, espaciales y hasta escatológicas del mandatario por venir al sur del continente. Y es que, como bien lo trata un excelente ensayo de Alejandro E. Gómez, la espada en cuestión ha de asociarse escatológicamente a la emancipación americana, capitalizada imaginariamente por El Libertador, para intentar esconder un proyecto de flagrante extemporaneidad. Algo más que una lámina de acero.
III.- Enunciados
¿Por qué extrañarse con la reciente elección en el seno de la Asamblea Nacional?. Antes, así el gobierno fuese minoría, su partido entraba en la composición directiva junto a otras organizaciones y, además, el propio gobierno perdió el control de una de las cámaras al correr los años sesenta, tiempos difíciles de insurrección, por no citar las décadas posteriores. Impensable que el partido de los elegidos comparta terreno con los otros de la propia estirpe. Apenas tres comisiones dejará el MRV al resto de los partidos oficialistas. Miraflores ya habló…Escuché una mañana al presidente de una asociación de medos alternativos y comunitarios, por el canal 8 o Chávez-TV. Planteó la transformación radical del sistema audiovisual, desembocando –inevitablemente- en la fórmula de una ampliación del control del Estado. Si esto se produjese y ésta figura no formara parte del cuadro gerencial, a menos que calle las diferencias que el Estado y no él digan caracterizarlo, jamás lo veremos más en televisión…. El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) dijo que bajó el desempleo, pero –obviamente- olvidando lo que se entiende por tal en la Ley Orgánica del Trabajo…
