¿Reaccionarán?
A Vero? Vero? Bero?
Los entendidos suelen apuntar a la debilidad del pensamiento, menospreciada la palabra, enfatizado el gesto informal y el cultivo de la pose como celebración del cuerpo. La militancia política, si es que la hay cuando son diversas y muchas veces frágiles y contradictorias las posturas asumidas, tiende a desaprobar la existencia del otro y de los otros en un trámite de conquista del poder que fuerza a la existencia del enemigo imaginario, real y potencial. Y onerosas cuando no logran resolver los problemas domésticos, nuestras creencias y predisposiciones adquieren una peligrosa universalidad al conectarse con la frustración y el desencanto, la rabia e impotencia de un colectivo que no recibe señales distintas del liderazgo decidido a mantenerse a cualquier precio, incluyendo el maniqueísmo y la polarización de todas las manifestaciones públicas. La revolución insurge como un mito poderoso, relegado el presente como escenario de todas las soluciones ofrecidas (Joaquín Marta Sosa: «Cuando el futuro es el opio del pueblo», El Nacional, 15/06/00).
Las crecientes dosis de violencia, creída limitada o administrable, romperá el mínimo sostenible de respeto mutuo y de convivencia, exaltadas las emociones y pasiones que se fundan en las relaciones políticas primarias. La cruzada de la antidieta, el vegetarianismo enlatado y la nicotina aligerada serán causas distantes ante las exigencias de la propia y radical supervivencia, anidada en las supuestas bondades de la espontaneidad extrema.
El rastro de esta macabra tendencia lo ubicamos en los últimos cuarenta años, pero ya dice consolidarse en los que vivimos con la desesperación natural de estar sentado en el banquillo de las víctimas. El chavismo no pertenece exclusivamente a Hugo Chávez, sino es toda una manifestación (por demás corrompida) de la decrepitud ideológica de los partidos dirigentes que únicamente ven al país sumergido en un barril de petróleo.
El trabajo, la responsabilidad personal, el servicio social y la organicidad deben estar por encima de la renta, de los receptáculos anónimos que hemos ingeniado para atraparla aún por efecto de llovizna, del oportunismo legendario que nos corroe y del cálculo mecánico, siguiendo a (%=Link(«http://www.geocities.com/Athens/Forum/1236/mounier.html»,»Emmanuel Mounier «)%). Demasiado absurdo que el chavismo, junto al carmonismo, prosigan como alternativas fundamentales de una sociedad más viva y compleja que los viejos laboratorios de la política fabricaron y fabrican. Descubrir al otro y a los otros, es tarea principalísima que los socialdemócratas, marxistas y socialcristianos tienen por delante. A menos, que perseveren en la cultura de la muerte recreada en los sectores marginales, en la clase media devorada por los seriales importados y en la alta que sueña con regresar al país cuando todos hayamos muerto. ¿Reaccionarán?.