Radicalización y la alternativa
La limitación creciente del pluralismo político y de la libertad de expresión e información en Venezuela ha provocado una andanada de críticas, que a diferencia de lo que repite el gobierno, no proviene de la extrema derecha fascista, sino de todo el espectro político internacional incluyendo, entre otros, los partidos socialistas francés, español, el PPD de Lagos en Chile y miembros de la coalición de gobierno de Lula. Hasta Bertinotti, líder de Refundación Comunista en Italia, ha manifestado su inconformidad con el cierre de RCTV. Por primera vez, desde el 2003, el apoyo a Chávez ha descendido en las encuestas alrededor del 36-39%. Los estudiantes de la casi totalidad de las universidades del país, también por primera vez desde varios lustros, se han movilizado por la defensa de la libertad y de la autonomía universitaria. Hay evidencias de un creciente malestar en sectores relevantes del chavismo, frente a la evidente deriva totalitaria del régimen. Un gobernante democrático, en este escenario, modificaría el rumbo político a través del diálogo y la negociación. En cambio, el Caudillo ha reaccionado con una evidente aceleración de su fuga hacia el “Socialismo del Siglo XXI, una especie de mítico “reino feliz de los tiempos finales”, que incluye la reelección indefinida del Presidente, la pretorianización de la Fuerza Armada y su incorporación de facto al Partido de la revolución, con el lema obligatorio, absurdo y necrófilo de “Patria, Socialismo o muerte”. Frente a la radicalización del régimen y su proyecto de cambio constitucional, es urgente acrecentar el esfuerzo para la formación de una alternativa creíble y viable, con la bandera de la defensa de la Constitución de 1999 que, con sus defectos, es democrática. Esto permitiría incluir a los sectores del chavismo que se oponen al rumbo totalitario del gobierno. El modelo de la Concertación Chilena es el camino a seguir. Los partidos y grupos que apoyaron la candidatura de Rosales deben dar el ejemplo e iniciar el proceso. Los demás deben dejar de “disparar a los lados”. Ni siquiera la Contra en Nicaragua cometía la estupidez de atacar a la UNO. El referéndum que se avecina es una oportunidad para la movilización masiva por la democracia. Como lo demuestran los casos de Marcos en Filipinas, Pinochet, el Sandinismo y Ucrania, frente a una evidente mayoría, reflejada en las encuestas y “observada” por la comunidad internacional, no hay fraude que valga.
