¿Quienes son los asesinos?
Esta es la pregunta que propios y extraños nos hacemos con relación a la masacre de Chururù. También sirve para buscar respuesta al huracán de crímenes que azota a los venezolanos de todas las tendendencias y condición social. La vida no vale nada en la capital, ni en oriente, ni en occidente, ni en el norte, ni en el sur del país. Pero donde menos vale es a ambos lados de la vigorosa frontera colombo-venezolana. En el lado nuestro hacen vida activa conocidos jefes de las estructuras del crimen organizado, de las narcoguerrillas de las FARC y el ELN, de los paramilitares, de los mercenarios castro-chavistas de la Fuerza Bolivariana de Liberación (FBL) y cuanto bandido calificado llega en busca de seguridad y oportunidades. Unos y otros tienen centros operativos. Campamentos, contactos civiles, políticos y militares, capacidad de movilización y logística operacional. La integridad territorial de Venezuela no existe y la soberanía se desvanece aceleradamente. Todos los estados fronterizos sufren la misma situación. También otros, que estarían en la misión “fronteras adentro”, sufren consecuencias de la misma naturaleza aunque de menor intensidad.
¿Quiénes secuestraron y torturaron a 12 personas, matando a 9 colombianos, un peruano y a un venezolano? Solo quedó un sobreviviente amenazado, viviendo la pesadilla del terror institucional del momento. Para el gobierno fueron los paramilitares colombianos quienes, según el régimen, son los que roban, secuestran, extorsionan y matan en todo el territorio nacional. Pero Chávez no se limita a esto. Dice que lo hacen por cuenta y responsabilidad del Presidente de Colombia, Álvaro Uribe, con la complicidad de los gobernadores de los Estados Táchira y Zulia, César Pérez Vivas y Pablo Pérez Álvarez, ambos firmes opositores a su gobierno. No le importan para nada las terribles consecuencias de tamañas injurias. A Pérez Vivas ya le abrieron una fraudulenta investigación penal para removerlo, enviarlo a prisión u obligarlo al exilio como ya fue anunciado. Al otro lo están cercando con similares argumentaciones y procedimientos. Mientras tanto los verdaderos criminales de allá y de aquí, gozan de la protección abierta y encubierta del Presidente de Venezuela. Esto es lo definitivamente cierto. Está a la vista. Basta con darse una vuelta por aquellos pueblos que quienes nacimos y nos criamos en la frontera conocemos como la palma de nuestras manos, para entender la verdadera naturaleza del problema.
Esto muertos son de la responsabilidad exclusiva y excluyente del régimen. También el clima de inseguridad general existente en toda Venezuela. Se trata de una política de estado para, internamente, someter a la población por la vía del terror, del miedo, y externamente consolidar la alianza con terroristas y narcoguerrilleros para destruir la institucionalidad democrática de Colombia y eliminar así el obstáculo mayor a sus pretensiones expansionistas.