Querido Niño Jesús:
No creas que te escribo para reclamarte el hecho de que llevas muchos años sin traerme nada de lo que te he pedido. Decidí mantener mi optimismo y seguir insistiendo: dicen que el que persevera vence, ¿o no?… ¡Tal vez este año sí me complazcas!
Quiero que traigas nociones de excelencia (aunque sean elementales) para nuestros gobernantes. Eso de igualar para abajo es un retroceso, un dislate, una perpetuación de la mediocridad. Puedes acompañarlas de visión, porque las cosas obvias son las más difíciles de ver. También de sentido común, para que lo apliquen con abundancia. Y si puedes además incluir en el regalo una buena dosis de honestidad, ¡adelante!… mira que nos hace mucha falta a la hora de administrar y repartir recursos.
Quiero que traigas tolerancia para repartir en mega cantidades entre tirios y troyanos, digo, entre opositores y chavistas. Un país no debería estar dividido por razones ideológicas. Trae también comprensión para entender las posiciones contrarias. Madurez para colocarse en el lugar del otro y aceptar que todos somos únicos y que nuestros pensamientos –y los de los otros- merecen respeto.
Quiero que traigas paciencia para soportar los disparates que a diario nos rodean. Calma para esperar por lo que hoy quisiéramos cambiar y no podemos. Resignación para quienes son víctimas de injusticias y esperanzas de que todo, absolutamente todo en la vida tiene su fin.
Quiero que traigas consuelo para quienes están enfermos y sufren. Fortaleza para sus familiares, en particular para las madres que tienen hijos enfermos o que han visto morir alguno. También quiero que traigas generosidad para que quienes tienen mucho se den cuenta de lo privilegiados que son y compartan y trabajen por la igualdad de oportunidades de los que tienen menos.
Necesito que traigas con carácter de urgencia mucha humildad. Comprensión de las limitaciones y aceptación de los defectos y los errores. Nadie mejor que tú sabe cuán cara hemos pagado la soberbia en este país. Trae por favor gratitud. Que sepamos reconocer la mano que nos ayuda y apreciemos en su justa medida el valor de ser leales.
Y no dejes de traer libertad. Nada de lo que te he pedido tendría sentido si no hay libertad. Tú me entiendes, querido Niño Jesús.