¿Qué pasaría en venezuela si no existiera Pepe Ganga?
PEPE GANGA no ha desparecido, todo lo contrario, quiere permanecer por siempre y para siempre: seguir siendo el preferido de los pobres, el más amado por las viejitas, el más besado por las mujeres que presume sueñan con él en noches de luma nueva y de lluvia de estrellas. Pero, sobre todo Pepe Ganga quiere ser el más votado.
Amenaza, intimida, acobarda, chantajea, amedrenta, atemoriza, quiere que a todos se nos haga un nudo en la garganta cuando esboza la posibilidad de que ya no esté más, de que la silla sea de otro, y plantea, casi a moco suelto: Venezolanos, imaginad un solo instante, por un simple minuto, lo que sería Venezuela sin Pepe Ganga.
Y los venezolanos, a quienes nos falta de todo, menos imaginación, fantaseamos gustosos para imaginarnos otro país sin Pepe Ganga al frente de su hacienda personal.
1. Volveremos a ser hermanos, sin odios ni revanchas.
2. Podremos salir a la calle sin miedo a los ladrones ni a la policía.
3. No seremos vilipendiados, ni eructados, ni miados ni peados.
4. El rojo no será más signo de inclusión para algunos y de exclusión para la mayoría.
5. Podremos ver en paz la telenovela, el partido de béisbol, la serie que Pepe Ganga con sus anchas bocazas interrumpe.
6. No tendremos que estar pendientes de la infancia, de la adolescencia, de la juventud, de la reyerta, de la cárcel, de los amores, de los hijos, ni de las cursiles cartas de Pepe Ganga, el epistolar.
7. Las necesidades de los venezolanos serán la prioridad en lugar de las de los chulos hermanos del ALBA.
8. No nos avergonzaremos por los insultos y mentadas de madre que el Primer Representante de la Soberanía endilga a gobernantes extranjeros sin distingo de sexo, credo o nacionalidad.
9. No tendríamos que calarnos por horas los largos e insensatos desvaríos de quien se cree el nuevo Libertador del Continente y del Mundo por vender petróleo crudo y caro.
10. No viviríamos a oscuras, y sin Internet ni teléfonos seguros y confiables.
En fin, paro de enumerar, si no existiera Pepe Ganga seríamos, al menos, un país normal.