Opinión Nacional

¿Qué nos falta de la trama bolivariana?

Al declinar el primer y único año del primer gobierno del pospuntofijismo – el segundo comenzaría luego de las megaelecciones- creo que se impone, sino la crítica al menos la fría enunciación de los acontecimientos sucedidos durante esta etapa, más «garciamarquiana» que neobolivariana. El inventario nos permitirá intuir lo que falta. Intentemos el recuento, con las omisiones propias a mi memoria. [1] Comienza el Gobierno y plantea una constituyente para cumplir y devolverle al pueblo una auténtica democracia. [2] El Gobierno la convoca y declara su legitimidad, porque según él nace de la misma (%=Link(«/bitblioteca/congreso_venezuela/constitucion1961.asp»,»Constitución de 1961″)%). [3] Aprobada la convocatoria, observa que la constituyente ha de ser originaria porque plenipotenciario es el pueblo y él se encuentra por encima de todos y de la misma Constitución «moribunda», por antidemocrática. [4] La vieja Corte, nacida de esa «moribunda», le hace la corte al Gobierno y declara que la (%=Link(«/bitblioteca/anc/»,»ANC»)%) es todopoderosa. [5] Éste aclara que, hasta tanto se produzcan las reformas políticas debe relanzar la economía mediante una ley habilitante, y el Congreso puntofijista le hace la corte y le otorga una habilitación jamás conferida a otro presidente del (%=Link(«/bitblioteca/venezuela/punto_fijo.asp»,»puntofijismo»)%). [6] Continuando estancada la economía, el Gobierno anuncia que le es imposible gobernar sin las nuevas instituciones bolivarianas. [7] En vísperas de finiquitar la redacción de la (%=Link(«/bitblioteca/anc/constitucion1999.asp»,»nueva Carta»)%), la Asamblea – integrada con los partidarios del Gobierno – vota sobre el nombre de la República y se niega a cambiarlo. [8] Incómodo el Gobierno, aduce que sin símbolos distintos mal podrá depurar la vieja y podrida Venezuela; y la ANC se vuelve a reunir y revoca su decisión anterior. [9] Entregada al (%=Link(«/bitblioteca/cne/»,»CNE»)%) la novísima «Bolivariana» para su referéndum, la secretaría de la Asamblea le hace enmiendas de «estilo», fuera de su plenario. Y nada pasa. [10] En el interegno, la ANC disuelve al poder judicial y asume su co-gobierno. [11] Concluidas las elecciones con más de un 60 % de abstención, el Gobierno declara su triunfo y recuerda que bastaban unos pocos votos más del SÍ para declarar aprobada la Constitución naciente. Lejano estaba lo dicho por el mismo Gobierno antes de serlo: Sólo con más del 50% de los electores inscritos podremos tener otra Carta Fundamental. [12] Realizado el referéndum, ésta queda congelada en las manos editoras del Gobierno y entre gallos y media noche, en el momento mismo en que el diluvio y la muerte azotaban a Venezuela, la ANC disuelve a la Corte y otro tanto hace con el Contralor, con el Ministerio Público y con el Poder Electoral. Nombra allí a sus fieles albaceas y nada pasa. La ANC recuerda que aún rige la moribunda del 61 y, sobre ella, a su vez, ellos son soberanos. [13] Acto seguido, el gobierno anuncia la vigencia de la más democrática Constitución del mundo y la Asamblea sigue trabajando, y reconoce que lo hace de facto porque olvidó introducir en la Constitución por ella redactada otras disposiciones necesarias para evitar el «vacío» de poder. [14] Terminado su primer año, el Gobierno precisa que si la economía ha sido un fracaso no es por su culpa: La economía mundial está en crisis. [15] La ANC le baja la santamaría al parlamento puntofijista, y declarándose soberana por mandato del pueblo se desprende de sus poderes y los delega a un Congresillo, más chiquito y soberano aún e integrado por constituyentes y por otros tantos que no lo fueron y que el pueblo soberano no conoce. [16] Y, por si no fuese suficiente, el Gobierno recuerda que su gestión por fin comenzará después de las megaelecciones. No obstante, precisa que durará seis años más y que la «ñapa» anual que ha transcurrido no cuenta. [17] El gobierno se dirige a los propietarios e insensibles latifundistas, haciéndoles saber que deberán prepararse para la entrega generosa y voluntaria de sus tierras. No se les quemarán los títulos como en los tiempos de Zamora, pues somos la República Bolivariana más democrática del planeta. [18] A manera de epílogo, el Gobierno censura al Subsecretario de USA por decir que somos ineficientes, recordándole que la «planta insolente» de su país no logrará maltratar la dignidad política, económica y militar de un pueblo soberano, que luego de las megaelecciones será más soberano y, mejor aún, tendrá soberano. ¿Y aquí no ha pasado nada, durante el año de la ñapa?

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