Que dios y la patria os premien
Si algún elemento vale la pena considerar en la historia contemporánea de Mérida es el papel cumplido por la Universidad de Los Andes. El país, los Andes y Mérida fundamentalmente han sido impactados por la gesta, la tradición, el papel cumplido por la Universidad de Los Andes, como casa y templo del saber, como ductora de los cambios, de lo mejor de la tradición y al mismo tiempo la necesaria apertura a los cambios e innovaciones que la región, el país y el propio mundo globalizado imponen.
Nuestra Universidad de Los Andes ha sido calificada de “benemérita” en razón de bienestar que ella misma ha dado, al formar las distintas generaciones de profesionales que el país tiene en todas las áreas. Esos profesionales son justamente quienes a partir del esfuerzo, tesón y altísimo nivel de formación y desempeño, han contribuido con el país, con la sociedad, con el Estado y entes públicos, con el sector privado y representan un baluarte indiscutible.
Sin embargo, esa labor formativa cumplida por la Universidad venezolana, y naturalmente por la ULA en estos tiempos de socialismo del siglo XXI, no ha tenido un trato justo y equitativo, cuando de parte del gobierno nacional se le niegan los recursos financieros y de otra índole para seguir cumpliendo un papel estelar como ente rector del saber, del hacer, en la docencia, investigación y extensión. Sin embargo, a pesar de los atropellos, injurias y ataques esta Universidad sigue en pie dando lo mejor de si para bien de todos los venezolanos.
Pero es que no sólo ha sido maltratada en estos últimos tiempos la Universidad de Los Andes, sino el Estado y la propia urbe. No se requiere ser docto en áreas especiales para determinan que la ciudad a pesar de tener a la más importante Universidad del país no ha transitado por el camino correcto. Esa ciudad que cautivó a quienes les conocimos hace décadas, no es la sombra de lo que es hoy, no sólo se atropello su paisajismo y belleza, sino hemos desestimado los cánones de la estética y las buenas costumbres, además, hoy tenemos moles de cemento que atentan contra las fachadas tradicionales y el paisajismo local, los permisos de construcción, remodelación y demás, no han tenido la rigurosidad de otras épocas, y todos en mayor o menor medida hemos permanecidos silentes ante los atropellos de distinta naturaleza que la ciudad ha sentido por parte de sus autoridades y demás actores.
Los tiempos pasados fueron tiempos de glorias en lo que tiene que ver con nuestro país, Estado, ciudad y Universidad. Quien puede desconocer los alcances y proyección de gestiones como la de Pedro Rincón Gutiérrez al frente de la ULA, o la de Rigoberto Henríquez Vera o Jesús Rondón Nucete al frente de la gobernación del Estado, o incluso la gestión del propio Rondón Nucete en aquel histórico Consejo Municipal integrado por figuras como Pedro Rincón Gutiérrez, Reinaldo Ramírez Méndez, Manuel de la Fuente y otros más que tanto bien le hicieron a Mérida.
Los momentos actuales son de incertidumbre y de desasosiego, y al mismo tiempo de esperanzas y desafíos para impulsar cambios. La historia y los ciudadanos serán los únicos testigos alrededor de la gestión de nuestros actuales representantes y gobernantes. Chávez demostró que el cargo de Presidente de la República le quedo inmensamente grande, teniéndolo todo (asamblea, leyes, recursos, petróleo, pueblo y demás) no pudo hacer nada y cumplir el cambio que prometió hace diez años. Pasemos al ejercicio y gestión muy venida a menos del actual gobernador, mayor Marcos Díaz Orellana, alrededor del cual se crearon muchas expectativas que cada día se esfuman y la expresión mayor es la postración del Estado. Le sigue el profesor Léster Rodríguez Herrera al frente de la Alcaldía de Mérida, quien intenta impulsar una gestión con una cámara municipal en contra, en las primeras de cambio persigue adecentar a la ciudad, corregir el caos del tráfico vehicular y solventar el talón de Aquiles de Mérida, la recolección del aseo urbano. No hablemos de los señores diputados a la Asamblea Nacional y Consejo Legislativo Regional que son ornamentales. Finalmente nuestro Rector, Mario Bonucci Rossini tiene que conducir con acierto la mayor creación que conozca Mérida como es la Universidad de Los Andes, en momentos aciagos que requieren de rigor, prudencia, disciplina y filigrana. A todos por su accionar que Dios y la patria os premien sino que os lo demanden.