¡Puntofijista serás tú!
Esta mañana me he despertado con una gran desazón. Al escuchar los dimes y diretes entre altos personeros del gobierno y los ex comandantes del 4 F, he descubierto que, a fin de cuentas, en este país todos somos «(%=Link(«/bitblioteca/venezuela/punto_fijo.asp»,»puntofijistas»)%)».
¡Qué broma nos echaste Betancourt! ¡Qué vaina Caldera! ¡Cónchale Jóvito! ¿Cómo nos dejaron tal herencia? A lo mejor por ahí haya alguien que diga: ¡bueno, chico!, ¿en qué país vivías tú? ¿quién puede en este país tener lo riñones de decir «yo lanzo la primera piedra»? La verdad, con 32 años por cumplir, creía vivir en un país en el que al menos se tuviera derecho a tener esperanzas; pero ¿cómo puede haber esperanzas si todos estamos infectados por ese virus maligno y fatal del «puntofijismo»?
Lo cierto es que en este gobierno no hay «doncellas virginales», por si alguien tenía dudas al respecto. Desde un Chávez que paga deudas de campaña (según (%=Link(«/bitblioteca/hchavez/urdaneta_hernandez.asp»,»Urdaneta Hernández»)%)), hasta un Urdaneta Hernández que le busca chamba a familiares (según José Vicente), pasando por un Arias Cárdenas que le repartió leche a Caldera (según Miquilena) y un Miquilena que guarda los intereses de su compadre (según Urdaneta Hernández), todos en este gobierno («revolución» de por medio) han sabido armarse su «rabo e paja» en tiempo récord, superando con creces las hazañas del mismísimo «puntofijismo». La maldición tutankámica de Lusinchi y CAP se les ha incrustado en el lomo.
De la llama que hoy se enciende, seguramente surgirá un incendio arrasador, que quizá haga entender a este gobierno que con la unidad de un país no se juega, y menos aún con sus esperanzas. A pesar de todo, aún aquí hay lugar para tener esperanzas, aunque sea pequeñitas, porque es en la unidad y en el entendimiento de todos, pero de TODOS, que están las verdaderas semillas de la democracia. ¡Póngase las pilas presidente! ¿O, no será más bien, otra de sus jugadas maestras? Distracción, distracción, distracción…