Opinión Nacional

Psicología y sociedad

Hay un saber, íntimo y social, que reproduce en cada individuo la huella de su tiempo. Hay un saber, que subyace en la mente de un ser humano y que hace de su escritura, el río de su vida. Ese saber, es la Psicología. Y la mar, a la que tributan sus ríos, es la Sociedad.

La Psicología Social es la ciencia de los aspectos sociales de la vida mental. La Psicología Social no es el estudio de la Sociedad, objeto de la Sociología. Objetivo fundamental de la Psicología Social es el funcionamiento de la mente individual en Sociedad.

La Psicología Social adopta el supuesto de que existen procesos psicológicos que determinan la forma en que funciona la sociedad y la forma en la que tiene lugar la interacción social. Los procesos sociales, a su vez, determinan las características de la psicología humana
Es esta determinación mutua de mente/sociedad lo que estudian los psicólogos sociales. Los conceptos, principios, explicaciones y teorías son siempre psicológicos, si bien en un sentido especial, suponiendo y dando siempre por supuesto que existe una interacción con la actividad social y con los procesos y productos sociales.

Dentro de la Psicología Social, aparece con paso firme la Psicología Comunitaria, la cual es un campo de especialización de la Psicología Social en el que se privilegia una óptica analítica que considera los fenómenos de grupos, colectivos o comunidades a partir de factores sociales y ambientales, a fin de realizar acciones orientadas al mejoramiento de las condiciones de vida de los sujetos.

La metodología que utiliza privilegia un enfoque territorial, participativo para quienes están involucrados en sus procesos aplicativos, intentando generar cambios de largo plazo en los sistemas sociales en los que esos grupos están insertos.

El uso de los términos psicología comunitaria (PC) y psicología social-comunitaria (PSC) suelen significar un mismo campo profesional, en particular el nombre psicología social-comunitaria tiene su origen en la necesidad de diferenciación disciplinar percibida por los grupos de profesionales psicólogos de Centro y Sud-América a finales de los años setenta, en lo que comúnmente ha sido denominado crisis de relevancia de la Psicología Social. Como bases fundamentales de esta propuesta es posible identificar el trabajo en terreno, aplicado sobre problemas concretos in situ (en el lugar de manifestación del fenómeno social), con un carácter participativo que permita el que se involucren diversos actores a nivel territorial resguardando el protagonismo de los sectores más necesitados en la búsqueda de sus propias soluciones.

Al respecto apunta Maritza Montero, distinguida investigadora del área, que la Psicología Comunitaria es “la rama de la psicología cuyo objeto es el estudio de los factores psicosociales que permitan desarrollar, fomentar y mantener el control y el poder que los individuos pueden ejercer sobre su ambiente individual y social, para solucionar problemas que los aquejan y lograr cambios en esos ambientes y en la estructura social”.

Así, esta disciplina contempla la relación funcional entre individuo y su ambiente social, lo cual, puede dar lugar a distintas formas de comprensión. Entre las diferentes posiciones existentes alrededor del objeto buscado por las corrientes contemporáneas tenemos al Empoderamiento, la Ciudadanía, la Lucha contra la Pobreza y la Salud Mental. La Psicología Comunitaria es una disciplina orientada a la solución de problemas y optimización de recursos. Los aportes de Kurt Lewin, la integración de las propuestas de Argyris y Schön se sumaron al compromiso militante de los 70′. Esta confluencia dió como resultado la IAP (investigación acción participación) que fundó la originalidad de la Psicología Comunitaria Latinoamericana. Los psicologos comunitarios que -basados en las ideas de Gergen, Shotter, y B. Pearce- introdujeron los modelos construccionistas sociales (como Esther Wiesenfeld, Fernandez Cristieb, Saúl I. Fuks) se articularon con los aportes epistemológicos provenientes de las Teorías de la Complejidad. Estas confluencias y articulaciones han dado a la Psicología Comunitaria Latinoamericana una identidad propia que presenta particularidades diferenciadas en el Caribe, Centro y Suramérica.

Un proceso de aplicación comunitaria tiene como objetivo mejorar las condiciones de vida de la población y que la comunidad sea protagonista de dicho cambio. Parte y tiene que ver con las necesidades, aspiraciones, problemas o temas de interés para la comunidad.

Se trata de procesos a mediano y largo plazo, de tipo global y centrados en una comunidad concreta, entendida ésta como el conjunto formado por los siguientes elementos y sus interrelaciones: territorio, población, recursos y demandas, dinámica de relaciones de poder (asimetrías).

El proceso comunitario debe presentar como atributos, el conocimiento y comprensión de la realidad ,tanto a través de técnicas cuantitativas propias de la estadística descriptiva e inferencial, como la utilización de técnicas cualitativas como entrevistas, historias de vida, recorridos barriales, grupos focales, talleres, recopilación de relatos, categorizaciones, etc. Asimismo, debe estar imbuido de una perspectiva global, transformando las prioridades centradas en el equipo en prioridades compartidas.Al propio tiempo, generar abundante información habilitando, con lenguaje apropiado y asequible por la población, la difusión de la misma para que llegue a los diversos sectores que conforman la comunidad.

Elemento imprescindible para unos buenos resultados es la coordinación. Sin coordinación no hay aplicación comunitaria. Cada actor social decide su nivel y posibilidades de implicación, integrándose a lo que ya se viene haciendo desde otros ámbitos (públicos, privados, organizaciones no gubernamentales, etc.) evitando de esta manera superposiciones y por lo tanto, un debilitamiento tanto de las estrategias como de los recursos. Para garantizar la continuidad, la implicación es del recurso o institución, no de las personas. La coordinación del personal técnico debe contar con el apoyo de la Institución a la que pertenece.

La participación ciudadana, como proceso y como cesión de poder, es otro de los elementos necesarios para el buen resultado de la aplicación comunitaria. El posicionarnos como ciudadanos, con derechos y deberes, es lo que permite la posibilidad de pasar de ser un «consumidor» de prestaciones a un ciudadano agente de su propio desarrollo, del ciudadano individual a una población organizada.

El proceso comunitario es complejo y difícil, aparecen obstáculos técnicos y metodológicos relacionados con una escasa formación en esta temática.

Las dificultades encontradas en cada una de las etapas se pueden ir solucionando a partir del trabajo y colaboración de todas las personas implicadas en el proceso y la convicción de estar desarrollando un trabajo serio y con rigor.

De esta manera se entiende que aquello que es obstáculo o conflicto muchas veces es la oportunidad de repensar acciones y de nuevos posicionamientos que permiten avanzar hacia aplicaciones más efectivas de la organización colectiva. A eso nos orienta la Psicología, cuando nos sirve de conocimiento ordenador para entender el pensamiento humano y la acción social.

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