Provocaciones

En la entrevista que César Miguel Rondón le hizo al general Raúl Baduel el 26 de junio pasado, este último fue enfático en reiterar que «no se debe caer en provocaciones».

Pero cada día es más difícil no «caer en provocaciones». ¿Es acaso normal y deseable que desde la Presidencia de la República todos los ciudadanos de todos los estamentos sociales tengamos que soportar las faltas de respeto que el Presidente tenga a bien infligirnos, desde las más ridículas hasta las más trascendentales e hirientes?…

¿No es una provocación que el Presidente haya pedido un minuto de silencio en cadena nacional para «honrar» la muerte de Raúl Reyes?

¿No es una provocación que quien mande más en Venezuela sea un enfermo dictador cubano?

¿No es una provocación la compradera de armas, cuando la inseguridad llega a niveles nunca alcanzados?

¿No es una provocación el que se aprueben cambios que se rechazaron en el referendo del 2D?

¿No son una provocación las cadenas mañana, tarde y noche?

Y estos son apenas cinco ejemplos…

Yo entiendo que esa táctica de irrespetar al contendor -cierto o supuesto- puede tener un propósito artero cuando se persigue que los críticos del Gobierno o un sector de ellos «caigan en la provocación» y resuelvan castigar al provocador, para que luego éste, haciendo gala de una superioridad abrumadora, los aniquile. Eso puede entenderse y de hecho se conocen muchos ejemplos de esa táctica en la historia. Pero que la táctica se convierta en política permanente del gobierno, que toda la población padezca el irrespeto por años y años y no pase nada, ahí hay algo muy anormal. Más y sobre todo cuando muchas veces los principales destinatarios de la provocación son los miembros de la institución castrense, en quienes reside, a fin de cuentas, la Fuerza Armada. Y los ciudadanos y los políticos que mediante las inhabilitaciones ven cercenados sus derechos a elegir y ser elegidos, por un funcionario que actúa en forma evidentemente inconstitucional y quien de paso es bendecido públicamente por el Presidente. ¿Y no pasa nada? ¿Es que estamos inaugurando el eunuquismo político en Venezuela, tras cuarenta años -CUARENTA- de democracia?… ¿O será quizás como dijo Baduel, que las provocaciones están abonando el terreno «preinsurreccional?… En cualquier caso, que Dios nos agarre confesados.