¿Prohibido ser periodista?
Al leer la nota donde se da a conocer que nuestra amiga y colega Patricia Poleo se encuentra en Perú, prófuga de la justicia venezolana, y que además, el régimen solicitó su captura a través INTERPOL, recordé una pregunta de una de mis mejores estudiantes de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Santa María, quien reflexionaba sobre su futuro como periodista en una Venezuela sin libertad de expresión y con autocensura. ¿Para qué seguir estudiando comunicación social en una dictadura?. La respuesta es porque no podemos dejar de seguir luchando y caer en el miedo que quiere imponer la seudo revolución.
En los regímenes autoritarios, como el de Hugo Chávez, no puede haber libertad de expresión, pero Hugo Chávez, en los actuales momentos tampoco puede darse el lujo de cerrar un periódico o una emisora de radio o de televisión alegando que hablaron mal del gobierno.
Las dictaduras, empeñadas en darle un tono de legalidad a todos sus actos, logran que sean los mismos medios y los mismos periodistas los que se autocensuren, es decir, los que no denuncien para evitar ser botados de sus trabajos, asesinados, desaparecidos o acusados de delitos y crímenes que no cometieron. Los que no se doblegan ni bajan la cabeza entonces son acosados de otros delitos que nada tiene que ver con la libertad de expresión. Como ejemplo, tenemos el caso de mi amiga Patricia que, por denunciar las irregularidades del régimen, terminó siendo acusada de asesina, o de nuestro apreciado Noe Pernia que por defenderse de un tupamaro, violador de las libertades individuales, pasó a ser acusado de delincuente, de atentar contra los bienes del Estado y de instigar a la violencia y para quien se prepara una condena absolutamente arbitraria.
Estamos claros que en Venezuela no hay libertad de expresión. Al gobierno no le conviene que haya tal libertad y para evitarla existe CONATEL, el Seniat y los Círculos Bolivarianos, que tiene la alta responsabilidad de amedrentar, maltratar a periodistas, asesinar, secuestrar y amenazar con eliminar a los familiares mas cercanos de los comunicadores sociales o de todo aquel ciudadano, que cree en la democracia y la libertad y se opone al régimen del terror de Hugo Chávez.
Los dueños de los medios suelen proteger sus intereses, y frente a las enormes presiones del gobierno y las exageradas multas del Seniat y las llamadas amenazantes de CONATEL, optan por colocar una programación más acorde a los tiempos dictatoriales que vive la nación. Los más osados pagan su valentía con multas multimillonarias y con amenazas verbales y físicas.
Los medios son un reflejo más de lo que esta ocurriendo en Venezuela. Hay muchos países que se están haciendo de la vista gorda porque no les conviene pelear con una potencia petrolera. Los casos como el de Patricia Poleo, o el de decenas de periodistas y ciudadanos venezolanos que andan por diferentes países pidiendo asilo o buscando salvarse de las fuerzas asesinas del gobierno chavista, demuestran hasta donde ha avanzado el gobierno autoritario de Chávez. La facilidad y el silencio de muchos traducen la enorme influencia que esta adquiriendo la seudo y populista revolución en la volátil región latinoamericana.