Proceso, Revolución y Socialismo
Ya electas las autoridades del PSUV se hace necesario refrescar algunos
conceptos básicos para que entremos en el marco referencial que nos ubique
en el SSXXI, tesis ideológica de la Revolución Bolivariana (aunque a veces
la denominamos con otro sinónimo).
Tres categorías fundamentales nos permiten darle sustento teórico a la
práctica revolucionaria. Me refiero a proceso revolucionario, revolución y
socialismo del siglo XXI. Son conceptos elaborados por las relaciones de
datos y juicios que produce nuestro pensamiento, los cuales manifestamos
con palabras una vez que han sido procesados e internalizados. Son
fundamentales porque al clarificar su esencia, nos lleva a asumir la vía
correcta para avanzar en la profundización del socialismo y sacudirnos,
definitivamente a partir del escenario que genera el 2D, de la cultura
derechista y pragmática de la democracia representativa.
Considero, por lo tanto, que debemos detenernos a procesar su significado
pues actuamos en el escenario político de este 2008 sin saber qué y por qué
se hace lo que se hace, concibiendo la revolución como un juego de libre y
errado albedrío que nos lleva a cometer, consciente o inconscientemente,
barbaridades, atropellos, ilícitos y prácticas clientelares antagónicas con
la revolución.
Entendamos que el proceso revolucionario comprende fases y etapas sucesivas
que se desarrollan en la estructura de la sociedad venezolana, (base de la
dimensión social donde se dan las relaciones que explican los fenómenos y
hechos observables), las cuales en un tiempo determinado por las variables
socio-políticas (identificadas como coyunturas) se alcanza la meta de
consolidar la revolución. Ligado estrechamente a este concepto, debemos
complementarlo con el de revolución. Lo construimos de manera amplia para
que abarque la dimensión social plena (realidad social) en la cual se
cumplen los postulados revolucionarios. Considero entonces, que revolución
es la acción consciente del pueblo organizado para dirigir la República, con
base en una concepción socialista del mundo y la vida, a fin de generar
cambios de estructura de la sociedad a nivel de las relaciones de
producción, sociales y de poder. Estos cambios de estructura permitirán
crear una nueva cultura social y nuevos paradigmas de solidaridad entre los
seres humanos. Esto es lo que explica la denominada energía morfo-genética,
que es la que activa en el ser la disposición y voluntad para acceder a
nuevos estadios de la civilización humana (nuevo hombre). Es la que nos va a
identificar con el bien común del colectivo al asumir por convencimiento la
fuerza integral que de manera simbiótica genera el raciocinio (intelecto) y
los sentimientos (alma y corazón), para estar en capacidad de manifestar el
amor por los demás y la buena voluntad en nuestras acciones. La fuerza
integral simbiótica opera como un motor que se convierte en palanca para
luchar por los cambios de estructura. La energía morfo-genética nos conduce
a internalizar sentimientos humanos de desprendimiento y entrega para
satisfacer el bien colectivo. Eso es revolución. Cuando sepamos querer a los
demás habremos entrado en la esencia revolucionaria. Estamos en la justa
ruta del avance revolucionario cuando expresemos afecto y solidaridad por
los ciudadanos, habitantes, pueblos de nuestro país y del mundo.
En esta dirección conceptual abordamos la definición de SSXXI. Lo califico
como un sistema, ya que de manera armónica todos los elementos que lo
componen tienen que mantenerse en equilibrio. Si falla uno de ellos, no se
alcanza la meta. Es decir, deben operar integralmente en correspondencia y
en interacción evitando las disfunciones ocasionales y cíclicas a que son
propensos los sistemas. El Socialismo del Siglo XXI es un sistema político,
cultural, económico y social de fundamentación humanista (espiritualidad),
basado en tres elementos que lo componen: (i) el Bien Común (amor por el
prójimo y buena voluntad), (ii) la producción socialista (riqueza y
prosperidad colectiva en lugar de la acumulación y el beneficio que impera
en el capitalismo) y, (iii) la participación directa (por ejemplo, los
consejos comunales que es la expresión del ejercicio de la democracia
directa del pueblo sin intermediación), todo ello en relación a las
decisiones que involucre al colectivo nacional en lo que respecta al destino
y prosperidad de la Nación. Es pues la tesis de la revolución.
Con la síntesis de estos tres conceptos intentamos contribuir en la
elevación de la conciencia del revolucionario y más específicamente la de la
militancia del PSUV y de sus nuevas autoridades para que no perdamos de
vista el objetivo que nos propusimos alcanzar con la Revolución Bolivariana.