Primer Aniversario
Hace un año, un grupo plural de compatriotas, inició la construcción de un nuevo instrumento de acción política. ALIANZA POPULAR nació deslastrada de toda desviación electoralista inmediata por dos razones fundamentales. La primera, porque la verdadera naturaleza del problema de Venezuela no es electoral, sino existencial. De principios y valores que desaparecen en un país que se desmorona material y éticamente. Y, en segundo lugar, porque no existían garantías para unas elecciones limpias, es decir, para que el voto cumpla con su razón básica. Lo razonamos ampliamente. Hoy ratificamos aquellas convicciones expresadas en perfecta identidad con la inmensa mayoría de compatriotas que, por razones similares, el 4D-05 dejó solo al oficialismo, reducido a cerca de un 10% de los electores. El régimen quedó desnudo, sin apoyo popular, sin capacidad de convocatoria y sin capacidad de movilización. Sin totalizar los resultados, sin que ningún diputado separa con cuantos votos fue elegido y cuanta gente lo rechazó en su circuito, fue proclamada e instalada una Asamblea espuria e instalada con claros visos de ilegalidad formal. Es la Asamblea de Chávez, del castro-comunismo, pero no de la nación venezolana. Sus limitadas actuaciones la muestran sumisa, sin iniciativa y al servicio de los intereses extranjeros a los que sirven sus patrones.
ALIANZA POPULAR nació con el objetivo de que este régimen dure lo menos posible. Anunciamos que utilizaríamos para ello todos los recursos establecidos en el ordenamiento jurídico y los autorizados por el derecho natural. Igualmente dijimos que nacíamos con vocación de poder, para jugar roles protagónicos en el renacimiento libertario y democrático de Venezuela. En síntesis, anunciamos nuestra ubicación en el campo del humanismo cristiano y nuestra fidelidad a los valores fundamentales de la cultura judeo-cristiana que está en la raíz de nuestra nacionalidad. Seguimos en lo mismo. Luchando, en lo político, por la democracia y la libertad. En lo económico, por el mercado y lo que implica, libre empresa, libertad de trabajo y dura y ordenada competencia para que este proceso descanse sobre la base de la iniciativa privada. Y, en lo social, por la solidaridad como fundamento de la justicia social para alcanzar el bien común. Todo ello bajo una concepción radicalmente ética de la vida, de la política y de los negocios. Hemos sido fieles a nuestros principios y a la razón de ser del movimiento.
El mensaje se ha extendido por todo el territorio nacional. El esfuerzo de organización de cuadros, sin presión electoral, ha sido duro y sin recursos materiales. Pero exitoso. Hoy Venezuela está peor que hace un año. Ratificamos nuestra actitud de resistencia básica frente al régimen e implementamos políticas concretas para lograr elecciones limpias, o un nuevo y masivo rechazo popular, encabezado por los más pobres, que acelere el final de la barbarie que nos gobierna.