Primarias en septiembre; de 2011, claro
La Mesa de la Unidad logró un acuerdo electoral para seleccionar a los candidatos unitarios; sin embargo, necesariamente el candidato presidencial de la oposición surgirá de un movimiento popular, de unas primarias. Los que critican a la Mesa olvidan la situación de la oposición el año pasado, quieren sacar a Chávez del escenario de un día para otro. Imposible.
Contando con los grandes y los micropartidos, los líderes del pasado y del presente, los de papel y los reales, los de la provincia y de Caracas, se logró este pacto electoral para septiembre.
Hubo que pagar un precio por el acuerdo unitario.
No es temprano para hablar de las elecciones presidenciales, es preferible que el proceso de elección del candidato sea transparente a una lucha sorda desarrollada entre bastidores que paralice a la oposición.
A partir de septiembre las ambiciones presidenciales, legítimas por otra parte, influirán aún más en la oposición, a menos que haya unas reglas y unas fechas que haga respetar un comando de la Mesa de la Unidad.
El candidato presidencial surgirá de una gran consulta popular, no de un acuerdo entre micropartidos y organizaciones reales, de la participación de los venezolanos.
Ese proceso lo dirigiría un Comando Harakiri, un grupo de dirigentes que aceptarán no postularse ni participar en el futuro gobierno.
Entre otros, Osvaldo Álvarez Paz, Capriles Radonski, Salas Römer, María Corina Machado, Julio Borges, Andrés Velásquez y el mismo Leopoldo López, los posibles candidatos de AD y de Copei, tienen derecho a soñar con 2012.
Unas primarias en la segunda mitad del próximo año le darían al posible candidato de la oposición una legitimidad, una fuerza política, que nunca proporcionaría un acuerdo.
Y hasta convendría a cada partido escoger su propio candidato presidencial en unas primarias, las que se podrían inspirar en las recientes elecciones colombianas con su uso de los debates presidenciales, y en las que los principales candidatos estarían en condiciones de igualdad en el uso de la televisión y en el empleo de recursos. La campaña sería breve, ¿un mes?
El país opositor reclama una actitud combativa de la oposición, no justifica la pasividad, a los candidatos no les basta con limitarse a llegar a la Asamblea, representarán, quieran o no, la indignación, el temor, la rabia de una buena parte del país ante las arbitrariedades de Miraflores, la confiscación de empresas, el desprecio hacia las universidades y los sindicatos, la destrucción de las empresas estatizadas, el despilfarro de los recursos económicos de Venezuela.
En 2006, Julio Borges, Teodoro Petkoff y Manuel Rosales cumplieron un pacto electoral. Esta vez de esas primarias, no de unas encuestas como en aquella ocasión, saldría el líder de la oposición. Obviamente no basta con ganar unas primarias para ser un líder capaz de enfrentar a Hugo Chávez, hace falta también contar con un mensaje que sea algo más que frases bonitas de una agencia de publicidad y que sepa unificar en un gran movimiento unitario a universidades, obreros, empresarios, intelectuales, al país, pues.