Opinión Nacional

Prendió el ventilador y falta papel

No se precisa ser muy perspicaz para darse cuenta que la gobernabilidad (definida como capacidad para ejercer efectivamente el gobierno) está en uno de los niveles más bajos de toda la etapa chavista. Tal circunstancia no solo la percibimos los ciudadanos de a pie sino que la sienten también los que tratan de gobernar y a cada rato se les presentan circunstancias que dificultan -y hasta paralizan- su acción. El resultado es una espiral perversa que induce a Maduro, Cabello & Cía. a tomar medidas reactivas, poco coherentes, sin la búsqueda del consenso con la otra mitad del país y que en definitiva incrementan la dificultad para gobernar en lugar de aliviar las tensiones.

Si a lo anterior sumamos señales de desavenencias serias ya visibles en el propio seno del «equipo» de gobierno, tendremos elementos para situarnos en cuan crítico es el momento que se vive y para darnos cuenta por que existen elementos que apuestan a incrementar las tensiones para producir situaciones extremas que lucen poco convenientes para la salud de la nación.

Nicolás se encuentra entrampado en una realidad crítica heredada del «gobierno anterior» al cual no puede echarle la culpa y del que también fue actor de primer nivel. Cuando afirma que «ahora sí» vamos a llevar adelante tal o cual proyecto deja implícito que en los catorce años anteriores aquello fue pura retórica.

Cuando Nicolás tiene que llamar a un gran empresario no para expropiarlo ni regañarlo sino para que lo ayude a sacar las patas del barro, es evidente que hay la necesidad ineludible no de comprometer el proyecto comunista que abraza desde su juventud sino la vocación de mantenerse en Miraflores para que, una vez tranquilizadas las aguas, seguir con su proyecto.

Cuando Nicolás tiene que salir como alma en pena por los países del Sur productores de alimentos para rogarles despachen alimentos y mejoren las condiciones de crédito frente a un Cadivi que no paga, está priorizando la necesidad inmediata de colocar mercancía en los anaqueles por encima de la de mediano plazo de revitalizar la actividad agropecuaria en el campo venezolano. Después se verá…

Cuando Nicolás expresa que las casas de la Misión Vivienda hay que pagarlas no deja de darse cuenta que eso -aun cuando súper razonable- caerá pésimo a quienes creían haber recibido una dádiva del comandante o a aquellos que aún esperan. ¡Pero no hay real!

Cuando a Nicolás le muestran el audio atribuido al coprógeno de «La Hojilla» y se desnuda el asco que ya conocíamos pero que ahora se recita como un informe a un servicio de inteligencia extranjero, no sólo se exponen las enemistades y ambiciones ya intuidas por todos sino que se revela la corrupción en torno al poder. ¿Será que un sujeto despreciable y despreciado como Mario Silva de golpe se volvió creíble o es que dada su condición hasta ayer de vocero del régimen su acción resulta letal?

Que mala suerte para Nicolás que Mario Silva haya prendido el ventilador justamente cuando escasea el papel toilette y que hubiera que pedir un crédito adicional a la Asamblea para importarlo de urgencia. ¡Qué vergüenza!

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