Postular candidatos y no votar por ellos
Recientemente hemos visto como sectores políticos se han escudado en el sufrimiento de algunos para proyectarse políticamente. Es el caso más singular de aquellos que impulsaron la postulación de los presos políticos para encontrar resonancia en los medios de comunicación para ahora decir que no hay que ir a votar.
La evidente contradicción existente en esta posición nos indica que la consigna de postular a los que hoy sufren las injusticia de estar detenidos solo fue una manera de ocultar tras la mascarada de la postulación la falta real de mensajes con poder de convocatoria.
Los que han abandonado la posición abstencionista para respaldar su planteamiento de postular a quienes hoy sufren una injusta prisión es digna de ser evaluada como congruente y llena del valor de la consecuencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Hemos mantenido una firme posición en la lucha por exigir la publicación de REP con direcciones exactas, la apertura de todas las cajas y se cuente la totalidad de las papeletas, auditorias totales del procesos automatizado, el rechazo de las capta huellas y de los cuadernos electrónicos, la no participación de las mal llamadas reservas en el Plan República, una observación internacional amplia y calificada, así como la eliminación de las “morochas”.
Pero el mantener esas justas peticiones, que no hacen más que repetir lo que esta consagrado en las leyes y garantizarían un proceso electoral transparente y confiable, no nos impide continuar nuestra lucha por participar en todas las actividades que nos permitan la denuncia de las arbitrariedades cometidas por quienes desean conservar el poder a como de lugar sin escuchar el clamor de un pueblo que quiere vivir en bienestar y en libertad.
Ir a votar como acto de protesta es tan legítimo como considerar que hacerlo no es consecuente con los objetivos de nuestra lucha. Respetamos ambas actitudes pero les solicitamos a todos que estemos juntos cuando se den las votaciones, unos para votar y otros para defender el derecho a elegir hoy día severamente cuestionado.
Postular y no ir a votar es una contradicción tan evidente que no resiste el menor análisis. Es como declarar amor y dar odio. Es empujar por un determinado camino a las personas que pueden acompañarnos para luego dejarlos abandonados. Es el uso de una actitud maquiavélica que consagra que el fin justifica los medios. Es una máscara que oculta otras aspiraciones que por temor no se expresan. Hay que asumir sin simulaciones las posiciones de cara a quienes no somos tontos para conservar la credibilidad y generar políticas con posibilidades de éxito.
Por eso vamos a votar por la calle del medio; pero con la convicción de que es una posición que rompe con la que pretende silenciar la protesta y una verdadera participación protagónica para reclamar nuestros derechos.
